Un crimen humano y ambiental

ÁNGEL L. GONZÁLEZ CARRASQUILLO

PRESIDENTE DEL COLEGIO DE INGENIEROS Y AGRIMENSORES

En condiciones de extrema pobreza, los emigrantes al Caño Martin Peña resolvieron su necesidad inmediata de vivienda construyendo sobre pantanos de manglar. Allí constituyeron comunidades completas que hoy día tienen la densidad poblacional más alta del País.

El dragado del Caño Martín Peña es una obra que debería ser de primer orden de importancia para Puerto Rico; lleva años sobre el tapete y no se hace nada. Aparte de los temas obvios humanistas y ambientales, el Caño representa enormes oportunidades de desarrollo económico y turístico que estamos dejando pasar.

El Caño, que conecta la laguna San José con la bahía de San Juan, es parte del Estuario de la Bahía de San Juan, y el único tropical que participa del Programa Nacional de Estuarios de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y que cubre ocho municipios: San Juan, Loíza, Carolina, Trujillo Alto, San Juan, Bayamón, Guaynabo y Cataño.

Las inundaciones de aguas contaminadas allí son continuas. Según el censo realizado por ENLACE en 2002, el 39% de los residentes reportó que su casa se había inundado entre 1 y 20 veces durante el año anterior. Y para empeorar el panorama, se han encontrado millones de coliformes fecales y colonias de enterococos por cada 100 mililitros de agua en el Caño Martín Peña, lo que excede significativamente los parámetros permitidos para contacto humano. No es posible que en pleno siglo 21 existan miles de familias sobreviviendo en estas condiciones deplorables, que tienen solución pero que tiene que haber voluntad para resolverlas.

¿Que este dragado es una inversión millonaria? Lo es, pero también una inversión extraordinaria con resultados económicos positivos incalculables. La...

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