LA DESIGUALDAD y el crecimiento económico

Sergio Marxuach

director de Política Pública Centro para Una Nueva Economía

Si examinamos la desigualdad a través del lente de la teoría económica clásica, esbozada por David Ricardo y otros, la desigualdad es necesaria para el crecimiento económico. Personas con altos ingresos tienden a ahorrar más, lo cual estimula la acumulación de capital y el crecimiento económico. Por otro lado, si la estudiamos desde la perspectiva neoclásica, favorecida por Stuart Mill y otros, la desigualdad no es importante para entender el proceso de crecimiento económico, ya que "la distribución de la riqueza depende de las leyes y costumbres de la sociedad y no de la economía".

La perspectiva ortodoxa, desarrollada por Simón Kuznets, establece que la desigualdad fluctúa de forma predecible según se desarrolla una sociedad. Sociedades extremadamente pobres tienen poca desigualdad debido a que casi toda la población vive al nivel de subsistencia.

Por otro lado, las sociedades en proceso de industrialización tienen más desigualdad por dos razones: (1) los ingresos en la manufactura son más altos que en la agricultura, y (2) la diferenciación (segmentación) entre obreros industriales genera diferencias salariales.

Finalmente, las sociedades postindustriales reflejan menos desigualdad debido a políticas redistributivas y mejor acceso a la educación.

Kuznets propone que la desigualdad a través del tiempo se refleja en una curva en forma de "U" invertida (Ç). Según su hipótesis, la desigualdad tiene que aumentar antes de que se pueda reducir. Sin embargo, más de 50 años de investigación económica han generado evidencia mixta sobre la validez de esta hipótesis. El fenómeno de la curva de "U" invertida se observa sólo en algunos países durante algunos periodos de tiempo. De hecho, la desigualdad ha aumentado recientemente en los países desarrollados.

El consenso contemporáneo entre los economistas parece ser que la desigualdad no es necesariamente buena para el crecimiento económico y se ha generado evidencia relativamente robusta que favorece la conclusión opuesta.

Para Branko Milanovic, economista del Banco Mundial, debemos pensar sobre la desigualdad como el colesterol. Hay una desigualdad "buena" que es necesaria para crear los incentivos para que la gente estudie, trabaje y tome riesgos. Pero también hay una desigualdad "mala": después de cierto nivel (difícil de definir empíricamente), la desigualdad sirve para preservar el statu quo, y limita el cambio político...

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