EXPLORADORA de la palabra

Por Rafael Vega Curry

rvega@elnuevodia.com

Amable y relajada, Andruetto afirma que se ve a sí misma como una escritora, punto. Los temas que motivan su trabajo literario -la construcción de la identidad, la expresión de mundos interiores, el arte como herramienta de resistencia cultural- no son temas de niños precisamente.

O tal vez sí. Con la evolución de la llamada "literatura infantil y juvenil" en los últimos años, se ha afianzado la idea de que ningún tema debe estar vedado en un libro para niños o jóvenes, por duro que sea: la muerte, la soledad, la violencia, la injusticia política. En fin de cuentas, como ha señalado más de un observador, el niño o joven es a menudo víctima, si no protagonista, de estas vivencias.

La escritora, quien nació en 1954 en Arroyo Cabral, Argentina, se inserta de corazón en esta corriente, afirmando que "escribe en los bordes" y que le interesa más la exploración de la palabra que la ubicación de su obra en nichos específicos del mercado.

Muchas de sus palabras vienen acompañadas por una sonrisa, la sonrisa del que sabe que está haciendo lo que tiene que hacer.

Andruetto se convirtió en 2012 en la primera escritora en lengua castellana en ganar el Premio Hans Christian Andersen, considerado "el pequeño Premio Nobel", el galardón más importante de la literatura infantil y juvenil. Este se entrega cada dos años al conjunto de una obra en la Feria del Libro Infantil de Bolonia.

Autora de numerosos libros para niños y jóvenes como El anillo encantado, La mujer vampiro, El incendio y Campeón, Andruetto también ha publicado poemas, cuentos y novelas para adultos, tales como Lengua Madre y Stefano.

La escritora conversó con El Nuevo Día en el marco del II Congreso de Lengua y Literatura Infantil (CILELIJ), auspiciado por la Fundación SM y celebrado en Bogotá, Colombia. Un grupo de escritoras e intelectuales puertorriqueños también acudieron a este gran conclave de la cultura, invitados por la filial local de Ediciones SM.

En su ponencia en este congreso afirmó que "ser un escritor argentino es ser un escritor desobediente ante las reglas de la casticidad". ¿No podríamos decir, más ampliamente, que ser escritor es ser desobediente?

Sí, absolutamente. Desobediente con todo lo que se espera de él, para con toda demanda que no sea la propia voz, esa voz azarosa, inestable, insegura. El arte es imposible de llevar adelante sin esa inseguridad.

¿Qué la ha motivado a proponer una nueva lingüística social para la...

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