Hacia la construcción de una economía más justa y socialmente sustentable

José Joaquín Villamil

Economista

El crecimiento económico es muy importante, y sobre eso no debe existir duda alguna, pero no garantiza una economía más justa.

Tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial han dado un giro muy distinto a las estrategias de desarrollo, poniendo menos énfasis en el mercado y más importancia a incorporar la dimensión social. Esto, no sólo porque es deseable en sí, sino por entender que una economía justa y socialmente sustentable es también una economía más competitiva, con mejores posibilidades de desarrollo económico sostenido.

Una economía justa requiere la integración de las seis infraestructuras básicas del desarrollo: física, institucional, social, de conocimientos, ambiental y cultural para lograr lo que el Premio Nobel A. K. Sen define como la finalidad del desarrollo: ". a process of expanding the real freedoms that people enjoy (economic opportunities, political freedom, social facilities, transparency guarantees, protective security)."

Cualquiera que examine la condición de nuestra economía tiene que llegar a la conclusión que el resultado de las últimas décadas no nos ha llevado más cerca de una sociedad con esas características.

La evidencia es clara: un nivel de desigualdad preocupante, la pobreza sigue siendo un serio problema (en el 2011, 29.2% de los hogares tenían ingresos menores a los $10,000), la pérdida de sobre 230,000 empleos en los pasados siete años, altísima criminalidad, la pérdida de capital humano y, algo que se discute muy poco, nos ha convertido en una sociedad sin movilidad social.

Hay tres aspectos claves que debemos incorporar en la discusión del desarrollo económico si se quiere lograr una economía justa, pero también una más competitiva.

El primero, por supuesto, es la necesidad de integrar la desigualdad y la movilidad social como preocupaciones centrales en la estrategia de desarrollo y entender que la desigualdad es un obstáculo al desarrollo.

La literatura sugiere que la infraestructura social -particularmente la educación y la salud-, es clave en reducir la desigualdad y promover la movilidad social. La aspiración de toda sociedad debe ser que cada nueva generación supere la anterior en calidad de vida y que cada persona, al concluir su vida de trabajo se encuentre en una mejor posición que cuando comenzó.

No podemos decir que esas condiciones se logran en Puerto...

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