La lucha con el ángel

EDGARDO RODRÍGUEZ JULIÁ

ESCRITOR

La condena de la reinstalación de la pena de muerte en Puerto Rico -que por lo visto tiene un consenso amplio en la llamada sociedad civil puertorriqueña- levanta interrogantes sobre cómo aceptamos la confrontación de los tan cacareados valores nuestros con los que vienen de nuestra otra constitución, la de Estados Unidos, esto mediante la vigencia de las leyes federales en Puerto Rico. Se ha repetido mucho que la pena de muerte, su posibilidad según los estatutos federales, es una imposición foránea a nuestra idiosincrasia de pueblo, a nuestros más profundos valores.

Dicho esto, veamos lo que pasaría en Puerto Rico si la Corte Suprema de Estados Unidos se decide a legalizar, como "law of the land" aplicable a todos los estados, el matrimonio homosexual. Ya el gobernador Antonio García Padilla se ha pronunciado a favor de la adopción de niños por parejas homosexuales; pues bien, hasta ahora sigue la ruta trazada por los beatos de la corrección política. Pero es improbable que se atreviera, todavía, a defender el matrimonio homosexual. No en un país donde los grupos religiosos -incluyendo la Iglesia Católica- cada vez son más beligerantes en la defensa de los valores tradicionales y el matrimonio entre hombre y mujer.

Si eventualmente la Corte Suprema legaliza el matrimonio "gay", en un país donde hasta 2008 hubo estatutos penales contra la sodomía, nos encontraríamos en un estado de derecho confuso en lo que toca a valores y cómico en lo tocante a nuestras costumbres amatorias: el 30% de los varones puertorriqueños practican la penetración anal y el 16% de las mujeres la consienten. Hasta el 2008 estábamos proclives a que nos arrestaran en la cama.

De no abolirse este estatuto, el matrimonio "gay" sólo hubiese sido posible entre lesbianas, ya que cada vez que un matrimonio homosexual de varones se fuera a la cama, hubiese cometido pecado nefando o posible "agresión sexual", que es como se disfrazó el prejuicio religioso contra la sodomía en el actual código penal de Puerto Rico.

También resultaría interesante contemplar las locas alianzas y la circunvalación de la corrección política en polémicas sobre...

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