¡Que paguen los trabajadores!

ANTONIO QUIÑONES CALDERÓN

ESCRITOR Y PERIODISTA

Richard Deitz, economista del banco, les dijo a los miembros de la Cámara de Comercio el fin de semana, que para lograr la solución al problema del desempleo aquí, lo que hay que hacer es "establecer un salario mínimo más bajo que el actual para los empleados de menos de 25 años".

Yo pensaba que el draconiano embate contra la justicia salarial del trabajador puertorriqueño había pasado a la historia, luego de incursionar en las décadas de los 1950 a los 1960 con los abusivos "comités flexibles", el esquema de salarios de hambre de la época de Muñoz Marín que el gran Vate justificaba poéticamente llamando la atención a que "el salario más bajo es el desempleo". Donde acababa la poesía, comenzaba la prosa de las exenciones contributivas totales, absolutas, para las empresas que empleaban a los trabajadores con un salario bajo, casi como el "salario del desempleo".

De hecho, la publicidad de los gobiernos del popularismo invitando a los empresarios del exterior a establecerse aquí se centraba en "los salarios bajos existentes", que se acompañaba con sal sobre la herida: aquí encontrarían también a los trabajadores más diestros y leales del mundo.

No, no recetan otra vez la eliminación, o al menos, el control de los obscenos bonos y las indignantes compensaciones por millones de dólares a directores, accionistas y oficiales de las empresas, que al momento de sucumbir han de apostar al rescate por parte del gobierno y con cargo al pesado fardo de las contribuciones que pagan inclusive los trabajadores a quienes hay que privar de salarios decentes que, al menos, les permitan recibir por su esfuerzo lo mínimo que necesitan para proveer a su familia un techo digno, alimentación y vestido.

La vez anterior que los paladines del "progreso que se vive" (y que en efecto vivían muchos, especialmente aquéllos que en la época dorada del popularismo inscribían sus hijos en la Oficina de Personal del Gobierno, no en el Registro Demográfico) activaron el resorte del ataque más despiadado contra el derecho a los...

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