El País se arma ante el crimen

Por Miguel Díaz Román

end.mdiaz2@elnuevodia.com

Tras vivir estas experiencias, Rivera concluyó que su vida y la de su esposa estaban en peligro real y para garantizar la protección de ambos debía poseer un arma de fuego.

Una experiencia parecida le tocó vivir a Fernando Pagán, de 34 años, de Vega Baja. "Donde yo vivo ya han asaltado a mucha gente y no voy a esperar que me pase a mí o a mi esposa", dijo Pagán.

Daniel Sierra tiene 31 años y es piloto en una compañía de vuelos de carga que cubre toda la zona del Caribe. Vive en un apartamento en Ocean Park en San Juan y con regularidad sale de madrugada a trabajar. Hace mucho tiempo que viene pensando en la posibilidad de poseer un arma de fuego, como medida de protección ante la alta delincuencia que se vive en la zona metropolitana.

"Nunca he tenido un arma y no sé si me voy a sentir bien con un arma en mi casa. Si después de tenerla no me gusta, la vendo", sostuvo Sierra.

Estos tres ciudadanos, entrevistados en la Oficina de Registro de Armas (ORA) de la Policía, donde solicitan licencias de posesión de armas, ejemplifican una tendencia que ha crecido notablemente en los últimos dos años: ante el aumento de la ola criminal, con el auge de asesinatos y asaltos, cada día más personas están solicitando licencias de armas para protegerse.

Las licencias de armas nuevas registraron un dramático aumento de 39% entre el 2008 y el 2009 y la cifra de este año casi alcanza el año pasado, faltando tres meses por contar.

En el 2008, se emitieron 2,548 licencias nuevas, pero la cifra aumentó a 3,548 en el 2009. En el 2010, las licencias nuevas van por 3,526, lo cual indica que superará el año pasado.

Walter Lamela, subdirector de la ORA, dijo que, antes del 2009, el promedio de solicitudes nuevas al año era de 2,500. En la actualidad, en la Isla hay 55,711 licencias activas y 135,685 armas legales registradas. Hay más armas que licencias porque, dependiendo del tipo de licencia, una sola persona puede tener dos o más armas.

Este cuadro sugiere que ante el auge de la criminalidad, más la sensación de impunidad que reina en el País ante el bajísimo nivel de esclarecimiento de delitos que tiene la Policía, más y más gente está recurriendo a armarse como medida de protección.

Pero estudiosos de este tema advierten que la sensación de seguridad que puede dar un arma es engañosa y que pretender enfrentar la violencia que reina en el País armándose puede crear más problemas de los que resuelve.

"La literatura...

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