Palabras reveladoras

Por Carmen Dolores Hernández

Especial El Nuevo Día

Su primer libro causó un escándalo político. El segundo suscitó una controversia social. Aquel hablaba de la tradición de heroísmo y destrucción identificada con su abuela, Lolita Lebrón, la nacionalista que participó en el ataque al Congreso en 1954. Describía el suicidio de su madre y su propio intento de suicidio a los 18 años de edad. Para el público norteamericano fue una revelación. El atentado de 1954 contra la Cámara de Representantes se consideraba un acto terrorista. No se conocían las motivaciones nacionalistas tras la acción. Irene Vilar había entrevistado a su abuela: "Ella quería que yo escribiera su historia", me dijo cuando conversamos recientemente en San Juan. "Pero al escribir, me di cuenta de que el libro no podía ser solo su biografía sino que, además de contar la historia de una heroína épica, tenía que hablar de mi madre como personaje trágico y de mí misma, una niña traumatizada. Entonces Lolita me dijo que mi madre no se había suicidado y que si yo decía algo así la difamaba a ella y al partido. 'Lo que atente contra mí', dijo, 'atenta contra la nación puertorriqueña' ".

La nieta había tocado un tema tabú. El ideal nacionalista no debía tener fisuras; su heroína debía ser inmarcesible. De todas maneras escribió el libro: "Yo me tenía que salvar; cada cual encuentra sus estrategias de liberación. Escribí para salvarme".

Trece años después, publicó un libro aún más estremecedor. Tocaba otro tabú, el aborto, y contaba de los quince que se había practicado en otros tantos años de matrimonio con un hombre mayor, profesor en la Universidad de Syracuse mientras ella era estudiante. Su testimonio de automutilaciones constantes es sobrecogedor. Parece increíble que esté ahora felizmente casada y tenga dos hijitas sanas y muy queridas. ¿Fue aquel libro un exorcismo que abrió un camino entre la joven mujer torturada que seguía saliendo encinta y abortando y la mujer segura que habla hoy conmigo?

Buscaba, dice, "ofrecerle a la mujer joven un lenguaje para entender su relación con su cuerpo reproductivo. Muchas buscamos validación a través de la sexualidad. No son las mujeres pobres y de poca educación las que más abortos se practican; son las de clase media. Y es que la sociedad envía mensajes cruzados: por un lado te pide que seas una profesional independiente; por el otro convierte en fetiche todo lo que tiene que ver con bebés y barrigas. Y si bien criar es un proyecto...

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