Visita al cine 'queer'

ANA LYDIA VEGA

ESCRITORA

"Puerto Rico Queer Filmfest": así se llama el festival que, hace unos días, presentó el cine Metro de Santurce. Cinco años de exitosa existencia acaba de cumplir. Esta vez, un drástico recorte de fondos limitó severamente sus posibilidades de exhibición y difusión. Desconcierta -por no decir alarma- que esto haya ocurrido bajo el gobierno que tantos votos consiguió del sector LGBTT. Sorpresas te da la política. Con todo y su reputación de homofóbica, la administración anterior se mostró más generosa.

Según el Director del festival, se trata de un proyecto bastante costoso. Traer películas premiadas a nivel internacional requiere una inversión considerable. El alquiler de salas y la publicidad mediática se llevan otra buena tajada del presupuesto, amén del gasto en pasajes y estadías que implica la participación de directores invitados. Por suerte, los organizadores cuentan con el trabajo dedicado de un equipo de voluntarios y con el respaldo entusiasta de un público en crecimiento.

Cuando Víctor González, Jaime Santiago y Rebeca Fraticelli fundaron el "Filmfest" en 2009, se proponían no sólo estimular el interés en los temas "queer" sino también diversificar la oferta, tan monótonamente hollywoodense, de nuestros teatros. El trío dinámico, que ha hecho gala de capacidad profesional y buen gusto fílmico, se esfuerza por escoger cintas de calidad e impacto para una audiencia exigente.

Tuve el honor de formar parte del jurado del festival este año. Me acompañaron en la grata encomienda los profesores universitarios Víctor Castro y Carmen Luisa González, la cineasta Carla Cavina y el poeta Ángel Ruiz Laboy. El escritor Luis Negrón fue nuestro coordinador. Con un guindalejo al cuello que leía "Queer" en letras mayúsculas, recibimos en el lobby las miradas curiosas de los que venían a ver las aventuras de algún superhéroe o la transmisión en vivo de una ópera.

Para quienes piensan que el cine "queer" es una manifestación de gueto destinada únicamente a los iniciados, la experiencia festivalera puede representar un descubrimiento radical. La muestra programada brilló por su variedad en géneros, temas y enfoques. Desde comedias sobre el despertar sexual adolescente o la crisis existencial de los cuarenta hasta dramas en torno al sacerdocio católico en Polonia, la prostitución masculina en Cuba, los amores vedados en el Oriente Medio o los conflictos de la tercera edad en Filipinas, las películas exhibidas...

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