'Viví intensamente'

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Con una carrera excepcional en el mundo operático, el bajo y barítono puertorriqueño Justino Díaz Villarini disfruta la vida desde una perspectiva diferente, más pausada, con más tiempo para la reflexión. Durante esta entrevista en la que ha sido su casa por 30 años, el artista -quien esta semana cumple 74 años- habla de su exitosa carrera, del retiro, del envejecimiento y de su familia. Relata anécdotas, reflexiona, habla en tono filosófico y, por momentos, guarda silencio y se queda pensativo.

En su oficina, llena de carteles de las óperas en las que participó, fotografías de familiares, libros, discos compactos y su computadora, reconoce que vivió "intensamente" durante su prolífica carrera, que comenzó a los 17 años y de la que se retiró en el 2003, con 63 años.

Hijo único de un economista y una ama de casa, Justino nació en 1940, se crió en Cataño y estudió en el Colegio Robinson, aunque asistió un par de años a un plantel en Cambridge, Massachusetts, cuando su padre se fue a estudiar a la Universidad de Harvard. A su regresa, cuenta, terminó sus estudios en la escuela superior de la Universidad de Puerto Rico (UHS). Hace una pausa y, segundos más tardes, confiesa que lo habían botado de Robinson porque lo encontraron parado encima de una mesa de laboratorio cantando y bailando. Estaba haciendo de "payaso", dice, mientras levanta los hombros y las cejas levemente, al tiempo que deja escapar una sonrisa pasajera. Era el "show business" murmura. No era de extrañar, pues ese gusto por el canto lo había llevado a hacerlo en público desde que tenía ocho años.

Al graduarse de UHS, cruzó la calle e ingresó a la institución donde su padre enseñaba y donde creyó que estudiaría algo relacionado con psicología, también le gustaba la historia. En todo caso, cualquier cosa que no tuviera nada que ver con la matemática. De todas formas, "ya me había mordido el mosquito del arte". Estuvo un año en la UPR, donde ingresó al coro bajo la dirección de Augusto Rodríguez, en el cual adquirió conocimientos y costumbres que le ayudarían el resto de su vida, particularmente disciplina. Y de ahí, voló al Conservatorio de Música de Nueva Inglaterra.

No lo sabía, pero su carrera profesional estaba a punto de despegar en un curso imparable pues no tardó mucho en pisar Nueva York. Participó en el certamen anual del...

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