Sentencia de Tribunal Supremo de Justicia de 30 de Junio de 1987 - 119 D.P.R. 424
Emisor | Tribunal Supremo |
DPR | 119 D.P.R. 424 |
Fecha de Resolución | 30 de Junio de 1987 |
EL PUEBLO DE PUERTO RICO, apelado
vs.
JOSÉ HERNÁNDEZ PAGAN, acusado y apelante
Núm. CR-85-63
119 D.P.R. 424
30 de junio de 1987
SENTENCIA de Ismael Colón Birriel , J. (Arecibo), que condena al acusado por los delitos de asesinato en primer grado, robo e infracción a los Arts. 8 y 6 de la Ley de Armas. Modificada, y así modificada se confirma.
Felipe Cirino Colón , de la Sociedad para Asistencia Legal, abogado del apelante.
Rafael Ortiz Carrión, Procurador General, Blanca A. Díaz Segarra, Procuradora General Auxiliar, abogados de El Pueblo.
Se impugnan en apelación los veredictos de culpabilidad por los delitos de asesinato en primer grado, robo, portación y posesión ilegal de armas de fuego. Alega el apelante que el procedimiento de identificación estuvo viciado, cuestiona la convicción en el delito de robo por insuficiencia de la prueba y porque "dicho delito quedó confundido en el asesinato estatutario" (alegato, pág. 31) y, además, cuestiona de forma general la suficiencia de la prueba que conecta al apelante con los delitos imputados. Examinada toda la prueba en el caso de autos, según surge de la exposición narrativa de la prueba, así como la comparecencia de las partes, [P425] confirmamos todas las sentencias dictadas, a excepción de la recaída en el caso de robo. La prueba no fue suficiente para probar más allá de duda razonable que el apelante sustrajo un arma del local asaltado, según surge de la teoría del fiscal.
Las convicciones del apelante estuvieron fundadas en gran medida en el testimonio de Waldemar Albelo Toledo, hijo del occiso. Declaró, en síntesis, que el 24 de noviembre de 1984, a las 12:05 A.M., se encontraba en compañía de su padre en el negocio de cafetería y colmado que éste operaba en el barrio "Cacao" de Quebradillas. Su padre cerraba las puertas del frente cuando llegaron dos individuos y lo encañonaron. El testigo se encontraba arrodillado mientras llenaba una nevera de cervezas en la parte de la cafetería. Su padre resistió y forcejeó con los asaltantes.
Continuó su declaración, que pudo ver a una de las personas "que quedaba directamente hacia él y estaba mirando en dirección a él". E.N.P., pág. 7. Al otro individuo que encañonaba a su padre no lo logró ver porque el testigo se escondió al lado de un aparador y aquél estaba fuera de su alcance. Testificó, sin embargo, que vio a uno de los individuos más o menos de dos a tres minutos. Describió a esa persona como "robusta, blanca trigueña, con bigote y tenía una camiseta de rayas horizontales y pantalón gris". E.N.P., pág. 7. Lo pudo ver porque "estaba claro"; las lámparas fluorescentes estaban encendidas. Añadió que el asaltante tenía una gorra negra y espejuelos claros y que, mientras le apuntaba a su padre, miraba hacia donde él estaba escondido.
Siguió su relato que de "ahí se fueron del alcance de [su] vista hacia la parte del colmado". E.N.P., pág. 8.
Cuando dejó de verlos, se paró y sigilosamente abrió un portón de [P426] rejas que daba hacia el patio "por si tenía que escapar". E.N.P., pág. 8. Volvió hacia atrás, fue a la caja registradora en busca del revólver de su padre y no lo encontró por lo que " supuso que el occiso lo tenía encima". E.N.P., pág.
8. Su padre tenía licencia para portar armas, un revólver Smith & Wesson calibre 38 que, según relató, no apareció en el lugar de los hechos.
Mientras estaba en la caja registradora, oyó una serie de disparos y corrió hacia la parte de afuera del negocio. Cuando llegó al portón que había abierto originalmente, alguien le gritó "párate ahí"; le dio una patada a la reja y siguió corriendo por el patio. Vio un carro que estaba frente al negocio con las luces encendidas y el motor encendido. Le pareció que era un auto rojo. Luego volvió al negocio y vio que había una gorra con visera tirada en el piso. Llegó a donde estaba su padre y vio que estaba muerto, tirado entre dos góndolas en la parte del colmado.
Volvió a ver al acusado el lunes 26 de noviembre en el cuartel de Arecibo durante la rueda de identificación. Declaró que en dicha rueda había cinco personas. El acusado hacía el número 3. Lo observó y lo reconoció rápidamente, aunque lo examinó por cuatro o cinco minutos pues le indicaron que se tomara su tiempo. Identificó en el juicio a José Hernández Pagán como a una de las personas que encañonó a su padre. Cuando el fiscal le mostró el exhibit 5A del Pueblo, el testigo lo identificó como la gorra que vio tirada en el piso del negocio y al mostrarle el fiscal unos espejuelos, dijo que eran los que llevaba puestos el acusado al...
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