Viaje al país de las nieves

Nepal

Las paradas se sucedían, los paisajes cambiaban y las horas pasaban comiendo "noodles" instantáneos, jugando a las cartas, leyendo y dormitando. Los pasajeros subían y bajaban todo el tiempo. Pero en el segundo día de viaje las cabinas se llenaron de monjes que comían "tsampa" (harina de cebada mezclada con té salado y manteca) según Tibet se acercaba.

Avanzábamos entre altísimas y escarpadas cordilleras mientras fuertes ráfagas azotaban un paisaje salvaje y desolado. Luego cruzamos por el paso de Tanggula -a 5,072 metros- gran barrera natural que los tibetanos consideraban "insuperables aún para las águilas" por las bajísimas temperaturas (-45º C) de invierno.

En la estación de Lhasa nos esperaba nuestro guía tibetano Tzunda con las tradicionales "khatas" o bufandas ceremoniales blancas, símbolo de bienvenida y respeto. Lhasa está emplazada en el valle del río Brahmaputra rodeada por picos del Himalaya de más de 5 mil metros, siendo la ciudad más alta de Asia a 3,650 metros.

Si bien al principio no era un centro de importancia, con los siglos se convirtió en la sede tradicional de los lamas. Además, aquí se encuentran los palacios de Potala, Norbulingka y el Templo de Jokhang, -Patrimonios de la Humanidad de UNESCO- y por ello es el centro más sagrado de Tibet. Sin embargo, la mayoría de estos lugares fueron dañados o destruidos en la Revolución Cultural.

Si bien la presencia china se nota en cada rincón de Lhasa su corazón aún conserva cierta magia en la zona de Barkhor. El barrio tibetano con antiguas edificaciones es un laberinto de callecitas con puestos de verduras, baratijas, souvenirs, carne y manteca de yak. Por aquí se llega al Jokhang, el templo más antiguo (del siglo VII) que desborda espiritualidad y fue saqueado en la invasión china. Hoy como ayer, peregrinos de cada rincón de Tibet practican "kora" (caminar alrededor de sitios sagrados en el sentido de las agujas del reloj) a su alrededor.

Todo un gentío marcha entonando mantras y hacen girar molinillos de oración, o llevan un mala en sus manos (rosario tibetano). Cada molinillo contiene pergaminos de 10 metros enrollados con mantras escritos a mano en sánscrito. Al hacerlos girar constantemente se cree que oraciones y plegarias se elevan al cielo con el movimiento.

En los alrededores de Lhasa se puede visitar el Norbulingka, residencia de verano de los Dalái Lamas desde 1780 hasta la entrada china cuando fue dañado luego de la huida de Tenzin Gyatso, el actual Dalái...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR