Abandonados en la emergencia

Fue aquel 7 de enero en que Puerto Rico se despertó con el terremoto de magnitud 6.4. Jackeline Villagómez bajó las escaleras de su casa en Ponce para llegar al área que sirve de refugio para todos los perros que ha rescatado de las calles.Fue verificando uno a uno. En toda la propiedad, Villagómez cuida decenas de perros. "Son como sesenta", dijo. Estaban nerviosos. Aquel había sido el remezón más intenso y las réplicas continuaban aterrorizando a cada uno de los perros.Cuando abrió la puerta de una de las habitaciones, encontró que Norbit, un schnauzer que había rescatado desnutrido en Coamo unas semanas antes, estaba inmóvil en el suelo. El temblor había descontrolado tanto al pequeño que sufrió un ataque al corazón. No sobrevivió."Estaba al lado de la puerta. Esperándome y llegué muy tarde", lamentó, entristecida, la mujer que fundó a inicios de 2018 la organización sin fines de lucro Ángeles Indomables, bajo la cual opera su misión de rescates caninos.Para Villagómez esa angustia, ese miedo que desató el terremoto es el principal efecto de los movimientos telúricos en los animales, sobre todo los domesticados, como los perros y gatos, que dependen de los humanos para la supervivencia.Ahora, el terremoto y las réplicas provocaron otro problema con consecuencias más amplias: un incremento sustancial en la población de animales realengos en Puerto Rico. Se trata de un fenómeno similar al que se vivió tras el huracán María en 2017."Es un problema que estamos viendo más y más", dijo Villagómez."Los abandonos de cachorros y gatos deben haber aumentado a más del doble (tras el terremoto) a juzgar por las llamadas y los casos que recibimos", dijo, por su parte, Dellymar Bernal Martínez, presidenta del Santuario de Animales San Francisco de Asís en Cabo Rojo.Los abandonos de mascotas surgen por distintas razones. En algunos casos, los perros escaparon de sus casas en medio del miedo provocado por las réplicas y nunca encontraron la manera de regresar a sus dueños. En otras instancias, simplemente fueron abandonados por sus dueños que, en medio de la emergencia, no podían hacerse cargo de ellos o simplemente emigraron sin ellos.Además del sufrimiento que implica el abandono para las mascotas, la situación desata un efecto en cadena. Como muchos de estos perros y gatos no están esterilizados, al cabo de dos o tres meses, los animales comienzan a reproducirse, intensificando el problema de sobrepoblación de perros y gatos en las calles."La...

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