Abren caminos para mejorar la calidad de vida de sus residentes

En Utuado está ocurriendo una revolución importante. Está pasando ahora mismo, pero en voz baja y lejos del foco público. Es muy simple y muy profunda, a la vez.Sus tentáculos impactan la vida de los vecinos de la montaña y son ellos mismos los protagonistas de una gesta que, si se mira con detenimiento y se calcula el ahorro exorbitante a las arcas del gobierno, podría servir como modelo a replicar en los pueblos del centro de la isla.Es una iniciativa de la gente para la gente. Su foco es claro: provocar el reverdecimiento de la calidad de vida en esas zonas escondidas y olvidadas de Puerto Rico con un enfoque distinto. No sentarse a esperar. Actuar, por el bien de ellos mismos.Francisco Valentín es del barrio Limón, pero se crio en Don Alonso Abajo. Es un comerciante exitoso que creó, en 2013, la Corporación de Salud y Desarrollo Económico el Otoao. Ya tienen una clínica de salud creada y administrada por la comunidad Mameyes.Desde hace dos meses y medio, con una máquina que compraron y arreglaron, comenzaron a abrir, limpiar y ensanchar los caminos y carreteras de lo que una vez fue una ruta pujante, llena de restaurantes, que daba empleos y que recibía la visita de turistas de todos lados.Allí están dos lagos, el Caonillas y el Dos Bocas.Es imposible intentar impulsar la economía que una vez hubo, porque la infraestructura para llegar hasta allí está muy deteriorada. Y eso, a su vez, provoca comunidades temerosas por la seguridad de los suyos. Se cansaron de esperar. Tienen hambre de una calidad de vida de la que los han despojado por décadas. Por eso, decidieron actuar.Comenzaron en el barrio Caonillas, cuando la hija de José Maldonado le expresó lo insegura que se sentía cuando iba a la escuela en la guagua que la recogía. La carretera tiene poca visibilidad y es angosta. La nena le dijo que el chofer ya había pasado varios sustos."La preocupación fue grande y Valentín me prestó el loader (excavadora). Empezamos un compañero y yo a ayudar a aguantar el tráfico para que la máquina pudiera hacer su trabajo. Poco a poco se unieron personas en el camino. Era la seguridad de la guagua escolar, las ambulancias, la policía, de todos", dijo.¿Cómo reaccionaron sus vecinos?—Los que no podían dar de su tiempo, nos daban almuerzo, aportaciones para diésel. Las reparaciones que se le han hecho al loader han sido donadas por la misma comunidad. Los mismos muchachos que bregan en mecánica ayudan a repararlo. No hay que sacarlo de aquí para llevarlo...

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