Activa Ingrid Vila por el ambiente

Puntual, Ingrid Vila sonríe con mesura desde la mesa. Son las dos y unos minutos; se encuentra debidamente sentada al fondo de un restaurante del Viejo San Juan.Me acerco. Me disculpo.—Llegué hace poco, -explica.El rostro sobrio, los pómulos altos, la piel muy blanca. Sentada, se advierte su estatura, que establece con exactitud en 5 pies, 9 pulgadas y 1/2. Viste un traje azul marino. Tiene 44 años y aire de deportista, de amabilidad llevada con disciplina.Práctica, Vila es ingeniera de aguas. Gusta de las matemáticas, la naturaleza, el deporte, el arte pero, más que nada, de la política.Concibe su trayectoria en el gobierno como comprensión.—Ha significado la ampliación de mi capacidad para entender mejor los problemas del país y plantearme dónde puede haber vías para soluciones, transformaciones. En la culminación de ese trayecto, acabo trabajando con las comunidades y no con algún partido político o una empresa privada. Hace falta repensar el país... y reforjarlo desde otra perspectiva.A los nueve años comenzó voleibol en Perpetuo Socorro. En Cornell y Stanford estudió ingeniería. Se desempeñó como asesora y subsecretaria de la Gobernación bajo Sila Calderón; con Alejandro García Padilla, como secretaria de la Gobernación. Fundó y preside Cambio y, hoy, forma parte de Queremos Sol.Le gustan los desafíos. Le recuerdo que, en los años 90, pocas mujeres cursaban ingeniería.—Me he metido, a través de mi vida, en papeles no tradicionales. Siempre he tratado un poco de retar el sistema. Ahora hay más mujeres... pero, en mi época, éramos bien pocas. Había clases en que éramos dos muchachas y setenta varones.Quedar en minoría le ha resultado indispensable.—Ese desarrollo académico en una disciplina dominada por varones me ayudó para enfrentar el papel del gobierno, también rodeada de mucho varón, y manejarlo mejor.Vila pertenece a la misma generación de figuras jóvenes de la política que Jenniffer González, Alexandra Lúgaro, David Bernier o Ricardo Rosselló.Sus padres son contables. Sin tradición familiar de servicio público, alguno podría equivocarse y calificarla de tecnócrata.Vila, sin embargo, comenta con conocimiento sobre Puerto Rico y su sistema energético, el mal gobierno, su efecto sobre las comunidades.En medio de nuestro desbarrancamiento político, financiero, económico, social sus reflexiones suenan oportunas.Debutó, bajo Pedro Rosselló, con una pasantía en la Administración de Asuntos Energéticos. Le tocó evaluar el impacto ambiental de la planta de carbón de AES en Guayama.Otros considerarían áridos los asuntos sobre energía o el servicio público; Vila, no. Se expresa...

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