El admirable regalo de un hogar

“Esa es nuestra hija”.

Fue el 27 de octubre de 2016 cuando Yariza Santos Nieves y José E. Rivera tuvieron la certeza de que serían padres una vez más.

“Fue una intervención de Dios, porque no estaba en nuestros planes”, aseguró Nieves.

Ese día la pareja conoció –a través de El Nuevo Día– la historia de Pamela: una adolescente de 12 años bajo la custodia del Departamento de la Familia (DF) desde que tenía 18 meses, cuyo único anhelo era tener un hogar.

Pamela, determinada en hacer realidad su sueño, fue muy específica en lo que deseaba cuando compartió su historia: una mamá y un papá que la respetaran, mayores de 45 años y que hubiese más niños en el hogar.

“Yo empecé mi lucha entre lo que me decía el corazón y lo que me decía la razón”, confesó Santos Nieves, directora de un colegio privado.

Acto seguido, se dirigió a su esposo. “Él me dijo: ‘¿Qué tú quieres que hagamos’. Yo le dije: ‘Que corramos tras ella’”, relató el matrimonio junto a sus hijas, Pamela, hoy de 13 años; e Inoha, de seis.

Y eso hicieron: corrieron tras ella. El 22 de diciembre –justo el mismo día que la conocieron personalmente–, Pamela fue colocada en el hogar. “Sentíamos que nosotros podíamos proveerle lo que estaba claramente estableciendo que ella deseaba como familia. Teníamos un cuarto disponible en la casa, así que lo hicimos”, compartió Santos Nieves.

Pamela llegó al hogar con sus pertenencias y su mascota, un pececito de nombre José. Ellos le obsequiaron un charm de un corazón como compromiso del pacto de amor que estaban haciendo al recibirla en el hogar.

“Primero, ella estaba cabizbaja. No quería sostener la mirada y fuimos poco a poco acercándonos y permitiéndole que se abriera con nosotros. Logramos que levantara su cabecita, le pusimos el collar, la abrazamos y nos dieron un espacio para dialogar”, recordó la mujer de ese primer encuentro.

Esta era la segunda adopción de la pareja que ya había logrado acoger a Inoha cuando tenía diez meses de nacida. En esta ocasión, para su sorpresa, el proceso se completó en tiempo récord, provocando un tren de emociones.

Inoha llegó a sus vidas en el 2011. Tras la pérdida de un bebé, la pareja había determinado adoptar. Su primera opción fue acoger a un niño de Haití, pero tras una orientación con personal de la agencia decidieron darle la oportunidad a un menor de aquí.

Como tantas otras familias buscaban una niña pequeña. La espera fue de casi tres años. Nunca imaginaron que recibirían a una bebé. “Cuando vamos al...

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