Andrea Cruz presenta su tejido sonoro

Hemos quedado en encontrarnos en Radio Red, una nueva emisora/café, ubicada en Santurce. Nunca nos hemos visto, pero basta llegar al lugar para saber que esa joven mujer con camisa de flores y abrazo en la sonrisa es la cantautora puertorriqueña Andrea Cruz.

Los que hayan escuchado la propuesta sonora de esta artista de 23 años reconocerán en su voz una fuerza y dulzura sorprendente, conmovedora, que es cónsona con su persona.

“¡Hola!”, dice de forma pausada cuando nos ve, para rápido presentarnos a los propietarios del lugar donde se da la entrevista, el cual ella ha escogido. Le acompaña el músico Rafael Rivera, arreglista, compositor y productor, quien ha sido uno de sus estrechos colaboradores en su proyecto musical, el cual ha decidido firmar con nombre propio. Vamos a la parte posterior del negocio, donde posa para el lente del fotógrafo, y luego nos sentamos para conversar sobre su carrera y su primera producción discográfica “Tejido de laurel”.

Este disco, que salió dos días después del huracán María, fue escogido como una de las 20 mejores grabaciones del 2017 por la Fundación Nacional para la Cultura Popular, y ha dado de qué hablar entre ingenieros de sonidos, productores y músicos, al ser un trabajo musicalmente impecable y de gran belleza.

Para contar la historia de este álbum, que se compone de 10 temas originales, hay que conocer a Andrea Cruz. La joven comenzó en la música de pequeña, cantando en coros de la iglesia, hasta que una maestra de música le puso una guitarra en las manos, y su vida no volvió a ser igual.

Pero llegó la adolescencia y con ella nuevas inquietudes. Quiso convertirse en psiquiatra, así que dejó a un lado esas añoranzas musicales y se fue a estudiar a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Cayey. La música, sin embargo, la llamó nuevamente y decidió regresar. Se fue a estudiar a la Universidad Interamericana, Recinto Metropolitano, con la intención de formarse en el Programa de Música Popular, pero por diversas razones terminó estudiando religiones comparadas. Cuando estaba a punto de culminar su bachillerato, la atacó la tristeza.

“Cuando quedaba poco para terminar, un día empiezo a llorar y a llorar en mi casa y le digo a mi mamá, ‘esto no es lo que yo quiero’. Y me dijo que si lo que quería era hacer música tenía que salir del cuarto porque ahí nadie me iba a escuchar”, relata.

Demás está decir que Andrea le hizo caso a su mamá y junto a varios amigos, incluyendo a Rafael Rivera, comenzó un...

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