Se apaga la vela que iluminó al País

Por Ricardo Cortés Chico

rcortes@elnuevodia.com

Algunos venían de lejos. No conocían a la familia de la joven quinceañera, impactada por una bala disparada al aire en la despedida de año en su casa en Villa Palmeras, Santurce.

Pero allí, esa familiaridad no importaba. Todos compartían la pena, con abrazos, anécdotas alentadoras, lágrimas y plegarias. Se trataba de una conmoción generalizada en casi todo el País por el dolor de una niña que no merecía que su vida terminara así.

Pero ayer, desde temprano, ya no había mucho más que hacer. La mejoría que había mostrado Karla Michelle en días recientes se había desvanecido. El cerebro de la joven, estudiante de baile, ya no reaccionaba. A eso de las 8:45 de la mañana, fue declarada con muerte cerebral por el personal médico del hospital, según la fiscal Gretchen Pérez.

Pero para entonces la familia desconocía los resultados y aguardaba todavía por ese milagro.

Carlos Negrón, el padre de Karla Michelle, llegó a la institución médica poco después de las 9:00 de la mañana, cansado pero esperanzado.

Cada paso que daba era abordado por alguna persona que quería levantar alguna oración pidiendo por el bienestar de la menor. Hasta declaraban un milagro como un hecho.

"Dicen que la fe es lo último que se pierde, pero la fe nunca se pierde", repitió en varias ocasiones Negrón.

En ese momento, su familia, según señaló, esperaba por unas pruebas que finalmente determinaran si las funciones cerebrales de su hija permanecían activas. Tras varias oraciones, entró al cuarto donde permanecía la niña. La vio, como todos los días, en la sala de intensivo. "Parecía que estaba dormida", dijo. En la cama, él la tocaba. Le hablaba. Le decía "que le pidiera a Dios que le diera otra oportunidad", relató entre sollozos.

Poco antes de las 11:00 a.m. el personal médico del hospital pidió reunirse con él y su familia. Fue entonces que le dieron la noticia. En ese momento, la entrada del hospital estaba abarrotada de personas, la mayoría curiosos o personas que de algún modo se identificaban con la situación y aguardaban por algún desenlace. Algunos, como Neftalí Cepeda, se mantenían animados porque conocían de personas que estuvieron al borde de la muerte y se recuperaron. La mayoría invitaba a un refugio en la fe, una de las cosas que, según Negrón, mantenía a flote a la familia durante la lenta espera tras la trágica despedida de año.

Era eso, y el apoyo ciudadano, expresó Evelyn Vélez, madre de Karla Michelle.

"Yo le...

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