APUESTA AL POTENCIAL DE LA EXENCIÓN

La exención temporal de las normas de cabotaje concedida a Puerto Rico por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene el potencial de aliviar la situación de emergencia que vive la isla tras el azote del huracán María, así como de ampliar la discusión sobre estas limitaciones al comercio marítimo y su efecto en la economía local.

Dado que la exención solo durará diez días, conocedores del tema abordados por este medio coincidieron en que el periodo podría ser muy corto para que la medida tenga un efecto palpable en la economía.

“Como la exención es temporal, realmente no tendrá un efecto económico tan grande”, advirtió el economista Juan Lara.

“Ahora no se trata tanto del efecto económico, sino de la ayuda que pueda significar para aliviar la situación de emergencia que tenemos. Si podemos movilizar combustible, alimentos, agua y medicamentos en barcos que no sean de bandera estadounidense, se podría facilitar el movimiento de carga hacia Puerto Rico para que llegue más rápido, desde diferentes lugares, y no tengamos que estar restringidos a la capacidad de transporte de las compañías navieras que nos sirven”, explicó Lara.

Las llamadas normas de cabotaje están contenidas en la Ley federal de Marinas Mercantes de 1920, también conocida como Ley Jones en honor a su autor, el senador Wesley Jones de Washington. Se trata de un estatuto distinto a la Ley Jones-Shafroth de 1917, que concedió la ciudadanía americana a los puertorriqueños.

Las normas de cabotaje requieren que las embarcaciones que viajen entre puertos bajo jurisdicción de Estados Unidos sean de fabricación, bandera, propietario y tripulación estadounidenses. Estas limitaciones aplican a los 50 estados y a Puerto Rico, mas no a las Islas Vírgenes Estadounidenses, Samoa ni a las Islas Marianas del Norte. Aplican parcialmente a Guam, que fue excluido del requisito de que los barcos que viajen hacia el territorio desde Estados Unidos sean de construcción estadounidense.

Estas limitaciones, surgidas luego del fin de la Primera Guerra Mundial con el propósito de fortalecer la industria naval estadounidense ante el peligro de ataques de submarinos alemanes, no impiden que llegue carga a Puerto Rico procedente de otros países. La carga internacional debe arribar primero a un puerto en Estados Unidos y pasar a una embarcación que cumpla con las normas de cabotaje para entonces ser transportada rumbo a la isla.

Tampoco impiden que atraquen barcos extranjeros, pero estos deben...

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