Atracción fatal

ANA LYDIA VEGA

ESCRITORA

Para tratar de entender el extraño fenómeno, repasemos algunas de las propuestas del Partido Republicano. Los dos pilares centrales de su filosofía política son la limitación del papel del gobierno en la creación de empleos y la protección fiscal a los grandes intereses para que generen más capital. Traducido a criollo, eso significa menos ayudas para los pobres y menos impuestos para los ricos.

Ante el desastroso panorama de Puerto Rico -donde un sector considerable de la ciudadanía depende de los fondos federales- la receta financiera republicana es una cordial invitación al suicidio. ¿Cómo puede un gobierno responsable desentenderse de la lucha contra la miseria? ¿Cómo reconciliar los recortes masivos a programas de asistencia con las necesidades de una población desamparada?

Si la agenda económica del partido de Reagan y Bush suena catastrófica, su plataforma social resulta escalofriante. Cualquier parecido con un catálogo de crímenes de guerra es pura coincidencia: proyectos desarrollistas brutalmente anti-ecológicos, medidas represivas contra las mujeres, los homosexuales y los inmigrantes, desmantelamiento del sistema de salud pública, Medicare y Medicaid incluidos, rechazo al control del trasiego de armas...

Añádasele a esa tétrica lista la glorificación del militarismo rampante y la ferviente adhesión a la doctrina del "excepcionalismo americano" para justificar ataques e invasiones a través del planeta.

No es difícil imaginar el futuro que les depararía al pueblo estadounidense y a la humanidad entera la elección de la dupleta Romney-Ryan el próximo seis de noviembre.

Coronan el bizcocho envenenado la imposición del inglés como lengua oficial y los recién estrenados requisitos para la votación por algunos estados republicanos. En una nación tan demográficamente diversa, el proyecto unilingüe establecería barreras más infranqueables que el muro construido a todo lo largo de la frontera mexicano-americana. Y el requerimiento, de una identificación con foto reforzada por documentos a la hora de votar sugiere un velado intento de bloquearles el acceso a las urnas a las minorías marginadas.

No en balde las susodichas minorías casi brillan por su ausencia en las filas del Grand Old Party. Una encuesta Gallup realizada en 2011 demostró que el 87% de sus afiliados se definen como blancos. Con el fortalecimiento de la mentalidad exclusivista que caracteriza a la facción ultraderechista del Tea Party, esa cifra debe...

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