Un caballero en la política

Por Mildred Rivera Marrero

mrivera1@elnuevodia.com

Hernández González viene de una familia de abogados y ha vivido sus 55 años de vida guiado por fuertes convicciones.

Por "principios" no fue a su graduación de bachillerato. No quería darle la mano a Ismael Rodríguez Bou, entonces rector del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, porque entendía que representaba una administración que había sido intransigente durante la huelga del 76. De hecho, no se enteró de que había sido del cuadro de honor hasta que entregó los documentos para solicitar ingreso a la Escuela de Leyes. También, por principios, se precia en decir que se ha sostenido económicamente por décadas sin tener contrato, igualas o rótulo en su oficina. "La gente llega por referido".

Fue por ese mismo sentido de responsabilidad con él, con otros y con el país que aceptó la candidatura a la gobernación por el MUS, aunque eso representara una nueva merma en sus ingresos. Acaba de terminar la presidencia de dos años en el Colegio de Abogados, puesto por el cual no recibía remuneración monetaria. Y el MUS había renunciado al fondo electoral, con lo cual tampoco recibiría paga alguna.

Lo cuenta con ese tono de formalidad que distinguió toda la entrevista, en la que una pregunta nunca tuvo una respuesta corta. Y la demostración de sus dotes de orador tampoco estuvo exenta de ademanes constantes, levantando y abriendo los brazos, como si le hablara a una audiencia. Esa forma de hablar que, junto con el estilo de bigote largo y enrollado en las puntas, parecen ser lo que aprendió de su familia, con un padre y un tío abogados, este último Francisco Hernández Vargas, quien representó a don Pedro Albizu Campos en tiempos de la revolución del 50 y quien también fue poeta.

Criado en Río Piedras, entre letrados y poetas, el benjamín de los tres hijos de los Hernández asegura que no le gusta el protagonismo. Pero no por timidez. Dice que su padre lo enseñó a no ser tímido. Sino porque "se puede malinterpretar como que uno está buscando reconocimiento o ser destacado y yo nunca he estado con eso".

La vida, sin embargo, lo ha puesto en la ruta opuesta, en la que tiene que ser portavoz, protagonista. Y lo ha aceptado, dice, luego de consultas "colegiadas" en su casa, con su esposa Anita y sus tres hijos, dos de los cuales ya están en la Escuela de Derecho y a los cuales el tercero parece que les seguirá los pasos. Habló de ellos, del MUS, de la política y de sus ideales independentistas en una entrevista realizada en el Parque Nacional Laguna del Condado Jaime Benítez, frente al mar, frente al cual le gusta sentarse para meditar.

¿Siempre ha tenido oficina propia?

Cuando salí de Derecho yo tenía un puesto en la clínica legal de la facultad de Derecho de la Interamericana como paralegal. Estuve ahí unos meses más y me hicieron un acercamiento para que fuera director ejecutivo de la Asociación de...

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