El cambio climático en cuerpo y alma

LAS PIEDRAS.- Tiene cinco años y se alista para llevarle el desayuno a su papá, don Rosendo. Él está en sus tierra, allá arriba, en el barrio Tejas, de Las Piedras, trabajando. Corta pangola, esa hierva forrajera. Como es una niña, su silueta se camufla entre el follaje.Su padre le lanza una advertencia: ‘No te muevas que hay culebras’.Las ve y detiene su paso. Él camina hacia ella, la levanta y la carga entre sus brazos.Se siente protegida. Aún es un hermoso recuerdo.Tiene 10 años y le fascina subirse a los árboles. Es intrépida. Con ligereza, se trepa hasta en los arbustos más complejos y altos. Cada vez que sus pies descalzos hacen contacto con el tronco y las ramas, siente una vibración. Es leve, como una especie de cosquilleo, pero muy real.Ella y el árbol son seres vivos. Están conectados.Es una percepción que evoca su profundo nexo con la naturaleza.Tiene 14 años y evita las tareas domésticas. Lo que quiere es trabajar en el campo. Siempre se fija cómo su padre maneja la azada. Prefiere estar en el monte y pastorear los cabros, las reces.Su camino se va definiendo.Tiene 18 años, la única de 11 hijos que decidió ser agricultora. Es 1972, se casa con Paquito Rivera. Él le lleva 7 años. Es otro agricultor que proviene de un hogar en el que se cría y se sustenta a los suyos cultivando.Genoveva Lozada supo que su alianza con la tierra sería de por vida.Tiene 65 años y junto a su esposo, sigue arando la tierra. Tienen 22 cuerdas en el barrio Montones, de Las Piedras. Cosechan de todo, ñame, yautía, batata, recao, berenjenas, plátanos, ají dulce. Todavía usan dos bueyes para arar los montículos donde las máquinas modernas no son tan eficientes como los animales.Genoveva sabe muy bien que las cosas han cambiado.No tiene que leer informes de científicos ante la Organización de Naciones Unidas que concluyen que la temperatura de la Tierra en promedio, entre 2015 y 2019, va rumbo a convertirse en el quinquenio más caliente que se haya experimentado. Ni que se estima en 33.98 grados Fahrenheit (1.1 Celsius) por encima de la época antes de la industrialización. Tampoco, hay que enseñarle la evidencia de meteorólogos que apuntan este julio de 2019 que acabamos de vivir, superando el récord de calor de julio de 2016.Su esposo tuvo que adelantar el inicio de la jornada en sus tierras de cultivo a las 5:30 de la madrugada, porque una vez el reloj marca las 11:00 a.m., hay que irse del campo y guarecerse de la incandescente estrella que llamamos sol.Cada año el calor es más intenso y hace más fuerte el trabajo de los agricultores.Y no es que lo lea o se lo digan, no. Ella simplemente lo vive."La agricultura ha sido mi vida, desde que era una niña. Amo la naturaleza y trabajar la tierra", dijo Genoveva.¿Ha sentido cambios en el clima y los cultivos?—Sí, son muchos. Esto viene como desde hace una década. Es preocupante.¿Ve los informes sobre el calentamiento global?—Los veo así por encima algunas...

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