Cara

MAYRA MONTERO

ESCRITORA

El individuo, Nelson Fernández Blasco, se justificó diciendo que "total, era un perro". Exacto, un perro es un perro, y un pitecantropus es un pitecantropus, no importa de lo que lo vistan, un bípedo difuso al que nadie nunca le explicó que existen leyes contra el maltrato de animales, y que, en todo caso, a él le pagan para que se le ocurra algo mejor que sacar la pistola y atacar a la infeliz que no hizo daño a nadie.

Habría que ver si las compañías de guardias de seguridad incluyen este asunto cuando les leen la cartilla a sus empleados. De igual forma, los propietarios de un centro comercial, o de cualquier otro establecimiento donde exista la posibilidad de que se cuele un animal, deben orientar al personal sobre la forma de sacarlo, que no es precisamente maltratándolo.

¿De dónde salió ese guardia y quién fue el encargado de explicarle en qué consistía su trabajo? También convendría saber cuál ha sido su trayectoria, y si no ha incurrido en abusos previos. Donde no hay compasión, no hay un futuro claro. Tampoco hay un pasado nítido. Fue un acto de crueldad, y lo malo es que resulta muy sencillo aficionarse a la violencia contra los más débiles.

Poco antes de que se dieran a conocer los hechos de Plaza Gautier Benítez, el conocido entrenador César Millán nos ubicó en el mapa mediático de los horrores, contando que los perros que han sido abandonados en Puerto Rico tienen vidas terribles. Millán escribió el párrafo siguiente: "Muertos de hambre. Atropellados por autos. Tirados a la basura. Enfermos. Torturados. Son abusados y les arrojan botellas y piedras".

No hay un solo político, ni uno solo, que incluya en su plataforma un buen plan para controlar la población de perros y gatos callejeros. No se trata solamente de radicar querellas por maltrato. Se trata de hacer algo para que las calles del País no sigan ofreciendo el espectáculo deprimente que a menudo ofrecen. Y eso no se resuelve ordenando un registro de mascotas que, en principio, lo único que conseguiría es que bastante gente, para evitarse la complicación, las tire rápido a la calle.

En Puerto Rico -y de hecho fue lo que recomendó Millán- hay que llevar a cabo esterilizaciones masivas. Es una cuestión de compasión, de salud pública, de sentido común. Hay que desmontar esos mitos de que las perras tienen que parir "aunque sea una vez", o de que los perritos que vienen en camino "ya tienen gente que los quiera". Todo eso es fantasía barata.

César Millán...

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