Castigo cruel e inusitado

Al hombre le brillan los ojos cuando abre como un par de alas la memoria y piensa en el niño que era hace más de treinta años.Creció entre turbulencias. Un padre alcohólico que agredía tanto a la esposa como a los hijos. Una madre que, huyéndole al abuso, iba de refugio en refugio, con la grey a cuestas, dejándolos a veces con extraños. Deserción escolar, pobreza y violencia.Pero entre las brumas ve también recuerdos lindos. Se ve jugando béisbol con tal pericia que fue a representar a Puerto Rico en Venezuela, Colombia, República Dominicana y EE.UU. Se ve pensando en una carrera médica por la admiración por una hermana que trabajaba en hospitales. "Siempre había querido ser fisiatra", dice el hombre, John Albert Álvarez Chevalier.A los 15 años, un golpe bestial. Alguien le regaló una pistola de perdigones. No la usó bien. Terminó preso. Los cinco meses que pasó en la antigua cárcel de menores de Hato Rey, dice, lo cambiaron para siempre. "Eso es lo más horrible que le puede pasar a un nene, que lo metan ahí", cuenta.En la cárcel, según él, se estrenó en la marihuana y heroína. Se vinculó a gente del bajo mundo. Aprendió de nuevas fechorías. "Salí peor, más despierto, con más malas mañas", recuerda.Al salir, entró de lleno a los pasadizos siniestros del crimen. Comenzó a trabajar en un punto de drogas en el residencial Villa España, en Puerto Nuevo. Menudo y delgado, dice que siempre fue "el más chiquito" del grupo. "Guiar era lo único que hacía. Yo no daba tiros, ni me pasaba ‘armao’, ni na’ de eso", asegura.Así llegó el 10 de mayo de 1992. Era la noche de un domingo Día de Madres. Cinco jóvenes, cuatro de ellos menores, salieron de Villa España "a cazar", según se dice en el argot criminal. En dos horas y media, se robaron dos vehículos a punta de pistola, asaltaron un negocio y mataron a dos personas.Uno de los muertos fue un arquitecto, Luis Enrique Blay Arana, a quien uno del grupo mató para quitarle el carro. El otro muerto fue uno de los que estaba "de cacería", Miguel "Coco" Torres; lo mató Luis "Cholo", Rivera, otro de los "cazadores", durante una disputa al concluir la frenética jornada"Me volví loco"A Álvarez Chevalier no se le imputó haber halado gatillo, pero sí ser partícipe. Le cayeron, por lo tanto, los mismos cargos que a los demás: asesinato en primer grado, tentativa de robo, robo y Ley de Armas. El 1 de abril de 1993 fue condenado a sentencias de 372 años de cárcel a cumplirse de manera consecutiva.El día de los hechos...

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