Convierte su patio en refugio

Más de 60 personas pernoctan en el patio de Maritza González Cintrón, una líder comunitaria del barrio Quebradas de Guayanilla que se insertó en proyectos de ayuda humanitaria a raíz de la emergencia provocada por el huracán María.Ahora, con los movimientos sísmicos, unas 14 casetas de campaña sirven de albergue a familiares y vecinos que, en su mayoría, tienen sus casas bien, pero temen permanecer en las estructuras por miedo a que se desplomen con un nuevo temblor. En general, van a sus casas de día o salen a trabajar, pero luego regresan al solar de Maritza para hacer la comida y para dormir.Desde mucho antes, ya la artista plástica de 57 años se había convertido en portavoz y enlace para esa comunidad que, como todo el país, sufrió la carencia de agua potable y energía eléctrica, entre otras, tras el ciclón del 2017.Para esa fecha, ya había incorporado la organización Creando Conciencia, mi Tierra Grita, en la cual utilizaba diversas expresiones artísticas para educar a la comunidad sobre la necesidad de cuidar la naturaleza, el cambio climático y la importancia de la resiliencia. Luego del huracán, se unió al proyecto de ayuda humanitaria, participó de la iniciativa "agua para todos" distribuyendo filtros de agua y en la construcción de viviendas, entre otras, explica Maritza, quien tiene un bachillerato en Biología y laboró en la industria farmacéutica y en el área de ventas.El inicio de los temblores, el 28 de diciembre, sorprendió a Maritza y a su familia y amigos celebrando el cumpleaños de su sobrina."Por la madrugada del 29, se sintió más fuerte y esos mismos vecinos que estaban en la fiesta retornaron al patio buscando apoyo. Tenemos una comunidad que siempre se busca. La más joven es mi sobrina de 12 años, pero la comunidad es de 40 años hasta 85 años, que es mi papá", describe la también la líder del sector.Diez o 15 minutos luego del terremoto de enero, llegaron varias personas a su casa porque se había determinado que ese era el lugar de encuentro. "Ya nadie quería regresar a las casas. Yo tenía unas casetas de mi organización que usábamos para ir a los ríos a hacer estudios de agua y las puse para mi papá y mi hermana, que es sobreviviente de cáncer", narra.Así fue repartiendo casetas entre sus vecinos y recibiendo gente en su patio, donde establecieron la "olla comunitaria" para cocinar."Los mayores se han mostrado fuertes y valientes, pero claro que se afectan. Para ellos, es una situación diferente. Mi papá es veterano...

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