Cultura cautiva

RAFAEL A. TORRECH SAN INOCENCIO

HISTORIADOR

Suficientemente confundidos ¿hay lógica para esta fragmentación? ¿Es este furtivo animal de dos cabezas un error de cálculo? ¿O es una manufactura deliberada para disgregar a una de las mayores fuerzas vivas del País? Porque un animal de dos cabezas es por definición un monstruo. Y no es coincidencia que esta ambivalente cautela procesal se manifieste tanto hacia el sector cultural, como hacia el soberanista.

Este caos perfecto puede fragmentar el sector cultural en terribles luchas tribales y fratricidas sobre asuntos esotéricos que abonen a su instinto centrífugo de devorarse los unos a los otros. Hay que evitar que tantos buenos, talentosos y distinguidos puertorriqueños sean cómplices involuntarios de un artificio disfrazado de proeza.

Primeramente, existe un Instituto de Cultura Puertorriqueña debidamente constituido con una clara e histórica responsabilidad institucional. El Gobierno lo reconoce al nombrar su a junta y al sugerir su liderato. Pero no está claro qué va a hacer ese liderato en lo que llega la esquiva política cultural. Como en el camino de Damasco, la voz de arriba iluminará al jinete o lo derribará del caballo. En ausencia de una política cultural, la institucionalidad del Instituto prevalece y debe ser afirmada.

Por su parte, la comisión no debe tener la cultura cautiva hasta diciembre del 2014. Debe ser consecuente y eficiente, culminando su labor este año, no el próximo. Las ideas esenciales ya han sido planteadas, no es tiempo para descifrar la rueda. Eviten...

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