Derecho a la propia imagen

ANTONIO S. NEGRÓN GARCÍA

Juez asociado retirado del Tribunal Supremo

Ese derecho quedó erosionado en la reglamentación del Tribunal Supremo que, por enmienda al Canon 15 de Ética Judicial, viabiliza que los medios de comunicación, previa autorización, usen cámaras fotográficas y equipo audiovisual en los procesos judiciales. Al presente se trata de un experimento limitado a dos salas civiles de recursos extraordinarios en San Juan, y a un excepcional permiso (concedido en una orden "ex parte") para el acto de la lectura de sentencia en un renombrado caso penal.

Tal reglamentación no es un mandato "judicial" en el ejercicio adjudicativo de "casos y controversias", sino un acto cuasi-legislativo. Nació de la prerrogativa constitucional de aprobar reglas, reglamentos y normas éticas para que los procesos judiciales se desarrollen en un ambiente de solemnidad y respeto, protegiendo siempre el derecho a un juicio justo e imparcial. Los respetables "votos de conformidad", no tienen valor de precedente judicial ("stares decisis").

Para salvaguardar el derecho a la propia imagen contra la transmisión no consentida, otros países han abierto los procesos judiciales a la televisión, pero exigen el consentimiento de las partes, los abogados y los testigos. Algunos, en protección de testigos y jurados cuya participación es compulsoria, no permiten que las cámaras capten los rostros o exigen que estén difuminados. Además, imponen la máxima protección al anonimato del jurado.

Todo jurista experimentado conoce la tensión y el nerviosismo natural que genera la silla testifical, lo que explica la renuencia de muchos a declarar. En una sociedad donde, ante el temor a represalias, cada día es más difícil conseguir testigos, o algunos son asesinados en los predios del tribunal, ¿vienen obligados a renunciar al preciado derecho a su propia imagen? ¿Cómo exigirles que expongan sus rostros a una inmensa teleaudiencia desconocida? ¿Cuántos se sentirán atemorizados? No son preguntas retóricas, pues la misión del abogado o del fiscal es...

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