Desprotegido el patrimonio natural isleño

Por Gerardo E. Alvarado León

galvarado@elnuevodia.com

Esos estándares disponen que el mínimo aceptable de terrenos protegidos promedia entre 20% y 30%. Esa última cifra ya la ostentan algunos países vecinos, como la República Dominicana, Panamá y Costa Rica. En Estados Unidos la cifra es de 25%.

A la luz de estos datos vale la pena preguntarse hoy, Día del Planeta Tierra, si la Isla ha defendido o al menos va encaminada a salvar su patrimonio natural. Esa, precisamente, es una de las metas que persigue la efeméride que hoy celebra su 42 aniversario.

Un mapa recién publicado por el Instituto Internacional de Dasonomía Tropical (IIDT) del Servicio Forestal Federal reveló que de las 893,762 hectáreas que conforman los terrenos en la Isla, solo 72,740 están protegidas. Esas hectáreas, que se distribuyen en 116 áreas naturales protegidas, están concentradas en lo alto de la Cordillera Central y la Sierra de Luquillo, los humedales de los llanos costeros y las islas y cayos alrededor de Puerto Rico.

Asimismo, su manejo lo comparten el gobierno estatal, federal y organizaciones no gubernamentales, como el Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, Casa Pueblo de Adjuntas y Ciudadanos del Karso.

El director del IIDT, Ariel Lugo, advirtió que las 821,022 hectáreas que no gozan de protección están a la merced y la presión del desarrollo urbano, la politización de agencias ambientales y procesos de toma de decisión y el desconocimiento y desaprecio de los servicios que proveen.

Los terrenos con poca o ninguna protección incluyen los llanos costeros que no son humedales, las colinas kársicas al noroeste del País, las colinas costeras y las laderas más bajas.

Lugo, el director ejecutivo del Fideicomiso de Conservación de Puerto Rico, Fernando Lloveras; y el dasónomo Edgardo González coincidieron en que la poca protección de terrenos redunda en la desconexión de ecosistemas.

"Las áreas naturales protegidas reflejan la biodiversidad del País, pero están muy fragmentadas", dijo Lugo.

"Tenemos un reguero de áreas naturales, no un sistema. No se ve la interconectividad de la montaña con la costa. Todo sistema de áreas naturales tiene que tener conectividad y eso se basa en la hidrología. Hay que establecer corredores, agregó Lloveras.

Indicó que un ejemplo de la ausencia de una "noción de cuenca hidrográfica" son los desarrollos propuestos en la falda del Bosque Nacional El Yunque, que coartarían su conectividad con el Corredor Ecológico del Noreste.

La...

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