Con dos carteras en el bolsillo

Por Carlos Rosa Rosa Rosa

Nota del editor: Segundo de dos reportajes sobre la profesionalización del BSN.

¿Son ustedes jugadores en peligro de extinción?

"No sé", respondió Valenzuela, entre risas.

"Lo que sí sé es que somos pocos", contestó Vega, por su lado.

Seguramente, sí lo son. Ellos lo saben, pero no quieren reconocerlo.

En el Baloncesto Superior Nacional (BSN) se cuentan con los dedos de una mano -y sobra uno- la cantidad de jugadores que combinan un trabajo regular (de ocho horas) con el baloncesto.

Un sondeo de El Nuevo Día reflejó que tan solo cuatro baloncelistas nativos -de una matrícula de 120- poseen un empleo regular en una empresa privada o en el Gobierno durante la temporada.

Valenzuela funge como propagandista médico de la compañía Lilly, mientras que Fifo Vega es uno de los empleados en la oficina de Recreación y Deportes en el municipio de Cataño.

Los otros dos canasteros son el armador Ánsel Guzmán (Bayamón), empleado de la Corporación del Fondo del Seguro del Estado; y el suplente Armando Erazo (Humacao/Carolina), empleado de un hotel en Dorado.

Hace ocho años, Valenzuela es un baloncelista part-time. Estudió Biología en la Universidad de Queens en Carolina del Norte y, en el 2005, comenzó a laborar con la compañía Merck.

"Tengo dos pasiones en mi vida y gracias a Dios he podido combinarlas", apuntó el delantero de los Caciques/Gigantes de Humacao/Carolina.

Valenzuela es un jugador suplente en Humacao/Carolina con experiencia en el Equipo Nacional.

Y debe tener un salario aceptable en la liga. Seguramente, hay otros jugadores que -con un sueldo similar al de él- viven del baloncesto. Él lo sabe, pero piensa en el futuro.

"No estoy en la elite, pero tampoco soy de los de abajo como un novato. Podría vivir del baloncesto, pero hay inestabilidad. Muchas veces hay problemas con el pago (de los salarios) y también uno piensa en la posibilidad de una lesión. Así que (con la compañía) siento mayor seguridad. Y el compromiso de cumplir con mi familia me ha llevado a quedarme trabajando", dijo Valenzuela.

El trabajo le impide entrenar como los restantes jugadores de la liga. En cierta manera, él está en desventaja. En la pretemporada no podía participar en la sesión matutina de práctica ni visitar el gimnasio. Solo puede asistir a la práctica nocturna.

"La desventaja es en la preparación. Sé que con mayor tiempo podría estar en una mejor condición, pero siempre trato de llegar temprano a las prácticas y trabajar más duro"...

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