Echa raíces nuevo modelo educativo

Dicen que de la necesidad surgen las grandes ideas, y eso parece haber sido lo que ocurrió entre los estudiantes del Centro Residencial de Oportunidades Educativas de Villalba (CROEV).

Tanto calor pasaron después del huracán María, con el apagón en todo el país, que entre los alumnos se originó un singular modelo para combatir el sofocón que sintieron esos meses.

“Usamos los conocimientos que teníamos de robótica e ingeniería”, relató Harysha Alvarado, estudiante de duodécimo grado que próximamente continuará estudios universitarios conducentes a una carrera en Medicina.

Para aliviar las altas temperaturas que sufrieron, especialmente en sus habitaciones en CROEV, los estudiantes desarrollaron un prototipo para cargar abanicos con baterías y placas solares. Con una batería de 12 voltios, los jóvenes hicieron “un empate con cables” para energizar los abanicos. Y, para recargar la batería una vez se agotara, usaron pequeñas placas solares.

Pero lo que comenzó como un invento sencillo para mitigar parte de las consecuencias de la falta de energía eléctrica cobró otro matiz al convertirse en parte del modelo de aprendizaje basado en proyectos (PBL, por sus siglas en inglés).

Esta iniciativa fue implantada por el Departamento de Educación (DE) para reponer tiempo lectivo ante la cantidad de días escolares que se perdieron a raíz de los ciclones ocurridos en septiembre.

En diciembre pasado, la secretaria de Educación, Julia Keleher, junto a representantes de varias organizaciones magisteriales, anunciaron el proyecto PBL como uno de los cambios implantados al calendario escolar para mitigar las secuelas de los huracanes Irma y María en el área educativa. Se explicó entonces que, con este mecanismo, los estudiantes podrían recuperar tiempo académico con proyectos especiales en los cuales debían integrar a las comunidades, las familias y su entorno.

“Empezamos por la necesidad que teníamos (de aliviar el calor), pero cuando nos hablaron del PBL, hicimos una integración de todas las clases (en este proyecto)”, dijo Alvarado, quien resaltó que el proyecto involucró a los 200 estudiantes de la institución.

Según la joven de 16 años, conocimientos de las clases de Español, Inglés, Matemáticas, Ciencia, Historia y Arte fueron, de alguna manera, incorporados. Por ejemplo, en la propuesta escrita, utilizaron destrezas de redacción en inglés y español, mientras en la clase de Historia estudiaron el trasfondo de la energía.

Glorimar Zeno, profesora de...

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