Encanto y riquezas en la capital de TAILANDIA

Bangkok

Por Lupe Vázquez y Astrid Navarro

Sobre el 90% de la población es budista y cada casa tiene un templo en miniatura en su patio o balcón, como honor a Buda y contra los malos espíritus.

Con recomendaciones de amigos que viajan con regularidad a esta ciudad, hicimos un itinerario intenso para en solo tres días poder conocer algunos de sus atributos. Una de sus mejores consejos fue contratar un chofer para ahorrar tiempo y poder movernos entre el caótico tráfico sin perdernos ni esperar por un taxi. Con Bob, el chofer, avisado, y nuestra lista definida, iniciamos tres días intensos de visitas, cenas, masajes, compras y paseos exóticos.

Madrugamos para llegar al mercado flotante y disfrutar lo que se ofrece antes de la hora pico y del calor intenso. Salimos a las 7:00 a.m., para llegar al Donmanora Floating Market, localizado a hota y media de la ciudad. Llegamos a un sencillo muelle y de allí pagamos 1500 BAHT (alrededor de $ 49.00) y nos montamos en el barco, tipo canoa con motor. Es importante llegar temprano pues el calor y la humedad es alta.

A bordo del bote, te adentras en los canales y ves casas instaladas a orillas de los canales, mezcladas con espacios sencillos convertidos en tiendas, que venden recordatorios, sombreros, carteras, una fábrica de artesanías de coco y el mercado de frutas, vegetales, especias, y comidas preparadas. Algunos vendedores están en los muelles del recorrido, donde las canoas se pueden parar y esperar en lo que compras. También vas a ver vendedores en botes, y para estos es importante decir de antemano que deseas probar o comprar, ya que en el recorrido, no das vuelta atrás. Probamos un delicioso helado de coco natural, con pedacitos de coco fresco y maní servido en un coco seco. Verás comida tailandesa y sopas, así como frutas como mango, coco, guineos niños, melón, piña.

Al salir del muelle del mercado flotante muy cerca se encuentra una granja de elefantes donde puedes pasear trepado en uno, en un recorrido como de 15 minutos. Según la tradición tailandesa, los elefantes son protegidos por dar buena suerte, así que aunque no estaba en el itinerario, lo añadimos para abonar a nuestra buena suerte.

Para almorzar, fuimos a Harmonique, un emblemático comedor tailandés. La visita es como entrar a una casita tipo museo, llena de imágenes, con un gran patio interior. Cocina sabrosa y auténtica tailandesa . Más que inglés, hablamos casi en señas para pedir el menú, pero bien valió la pena.

El almuerzo nos dio fuerzas para otras visitas. Como el Reclining Buddah o el Templo del Buda reclinado Wat Pho, donde apreciamos esta escultura de sobre 150 pies de longitud. Wat...

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