'Esto es una pequeña isla'

Por Sandra Caquías Cruz

scaquias@elnuevodia.com

"Esto es como una pequeña isla rodeada del pueblo de Caguas", describió Valeriano Guzmán, quien ayer conversaba a la entrada de ese vecindario con un grupo de personas de la tercera edad que se criaron en ese vecindario. Mientras, una adicta a drogas interrumpía la conversación para pedir dinero. En las poco más de dos horas que El Nuevo Día estuvo en el área, no se observó a la Policía entrar al barrio.

"Esa imagen (negativa) del barrio la tiene la gente del pueblo", soltó Juan Coriano, quien también se crió en esa comunidad, en la que anualmente organiza el denominado Festival en el Barrio.

"Cualquier cosa mala que ocurre en el pueblo, quieren reflejar que sale de aquí", apuntó el hombre, orgulloso de la barriada y de los que allí conviven.

La barriada Morales, ubicada a pasos de la autopista Luis A. Ferré y frente al centro comercial Las Catalinas Mall, en Caguas, volvió a ocupar la palestra pública la semana pasada cuando residentes de ese lugar fueron implicados en el asesinato del publicista José Enrique Gómez Saladín.

El Consejo Integral Comunitario de Barriada Morales criticó que se les identifique como una de las comunidades "más calientes" de esa municipalidad.

Planteó que esa es una "interpretación prejuiciada" que abona a la exclusión, el odio y la criminalización de la pobreza. Asimismo, destacó que al llamarlo así no les hacen justicia a los que allí residen y que luchan por transformar su vecindario.

"Podemos reconocer que los orígenes de los problemas sociales que nos abruman no se encuentran en las comunidades, sino en la propia estructura desigual y excluyente de nuestra sociedad", señaló el Consejo en una carta que hizo llegar a este diario, pero que no lleva la firma de residente alguno.

"Aquí nunca han matado a alguien... Puede venir gente que busca esconderse", planteó Juan R. Serrano Alicea, quien ayer estaba sentado a pocos pasos de la entrada a la barriada Morales, a la sombra de un rancho de madera y de espaldas al lugar donde cría sobre una veintena de animales domésticos.

Serrano Alicea apenas podía caminar, pero se adentró con El Nuevo Día por una las primeras calles de ese vecindario. Mientras, explicó que sus vecinos se sienten marginados.

En esa estrecha calle, donde un joven trabajaba en mecánica con un four track, abundan las casas en madera deterioradas, con puertas y ventanas en mal estado y aceras rotas.

Y a espaldas de una joven embarazada, quien...

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