Espejismos

RAFAEL TORRECH SAN INOCENCIO

HISTORIADOR

Hace unos años, se reportaron pérdidas millonarias por la caída de la bolsa de valores. ¿Pero qué se perdió en realidad? No fue dinero líquido. La gente perdió la certeza de que esos papeles tenían un determinado valor en el mercado. Valor que después se les negó. En realidad, lo que perdieron nunca fue realmente suyo.

Algo similar pasa con el retiro. Por años, los empleados públicos aportaron bajo una noción, sancionada por ley, que recibirían determinados beneficios a largo plazo. Otra ley fue suficiente para trastocar este nirvana. Solo los que se apresuren a retirarse validarán esa noción. Los demás perderán un intangible que nunca realmente tuvieron.

Por décadas, el valor de la propiedad fue inflado irracionalmente por el mercado hipotecario. Pero hoy las propiedades no valen lo que uno creía. Si se logra vender, se hará por mucho menos de lo que alguna vez alguien creyó que valía su propiedad. Si no la vendió en las vacas gordas, realmente nunca tuvo lo que le dijeron que valía.

Tal como va el País, seguramente seguiremos perdiendo lo que nunca hemos tenido. Ese espejismo de superioridad caribeña, de progreso en espiral y de estabilidad económica que fosilizamos a prueba de toda arriesgada variación de estatus. Nos despediremos de muchas cosas que realmente nunca fueron, como la quimera estadista, el mejor de los dos mundos y la unión permanente. Demagogia para solventar la ruta del confort. Que otro pague la cuenta: ya sean los gringos, los...

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