Lo que le espera a Puerto Rico

OrlandoSotomayor

Economista

Sin embargo, si no se paga con impuestos, el gasto se tiene que financiar con dinero prestado. A título de ilustración, los pasados Juegos Centroamericanos en Mayagüez se costearon con emisiones de bonos que, en parte, pagamos renunciando a los ingresos futuros de la Lotería, que fue el mecanismo "creativo" que nuestro gobierno creó para tales fines. La fiesta de dos semanas la estaremos pagando por los próximos 30 años (o más).

Otro país pobre y pequeño, llamado Grecia, financió unas olimpiadas con grandes cantidades de dinero prestado. Ellos, sin embargo, no la pagarán íntegramente porque parte de su deuda acaba de ser perdonada para evitar una crisis económica internacional.

Para mantener este hábito de vivir más allá de nuestros medios, el Estado puertorriqueño ha recurrido a innumerables mecanismos arriesgados o heterodoxos. El caso más reciente es la implantación del mayor impuesto en la historia de Puerto Rico: la Ley 154.

Como de costumbre, se nos dice que salió gratis, pero la ley, evidentemente, tiene un costo.

La sección 931 del código de rentas internas federal es el último beneficio contributivo con el que la manufactura cuenta al día de hoy. Contrario a la sección 936, que eximía de contribuciones las ganancias generadas en la Isla, la sección 931 solo posterga su pago. Como resultado, la Ley 154 -que a un año de su creación, representa para el Departamento de Hacienda más de una quinta parte de sus ingresos- elimina o reduce este último beneficio porque el impuesto hay que pagarlo ahora en Puerto Rico, no en algún futuro lejano en los Estados Unidos.

A largo plazo, todas las acciones tienen consecuencias. Desde el final de la década de 1990, cuando se eliminó la sección 936, el país ha perdido más de la mitad del sector de la manufactura. Antes perdíamos fábricas de ropa, hoy, farmacéuticas. Solamente desde 2006, hemos perdido el 40% de ese sector.

Los problemas económicos que padecemos no son consecuencia de las políticas del gobierno actual o del pasado. Son consecuencia de una acumulación de muchas decisiones que, en el pasado, dieron mayor peso al beneficio de corto plazo que al costo de largo plazo. En ese sentido, la Ley 154 es la última versión de esas decisiones.

Ante un modelo económico que da muestras de desgaste desde la década de 1970, nos rehusamos a asumir el costo económico...

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