Esperanza para los equinos

Por Gerardo E. Alvarado León

galvarado@elnuevodia.com

Quizás de forma inconsciente, se olvida que hay otros animales -algunos tan grandes como los caballos- que también son víctimas de este mal.

Fue precisamente esa tesitura la que llevó a Luis González a fundar e incorporar, en mayo de 2010, la entidad Horse and Ponys, Inc., cuyo propósito es el recogido y cuido de caballos realengos.

La acción de González no fue casualidad. "Me crié en los caballos desde niño; bregaba con paso fino", dijo el hombre, quien tras vivir un año en Estados Unidos y regresar a la Isla, recibió una llamada que lo empujó a crear su entidad sin fines de lucro.

"Me llamó un amigo para indicarme que había un caballo tirado en la carretera PR-30, casi llegando a Gurabo. Mi amigo había llamado a todo el mundo, pero nadie quería ayudar. Llegué a la escena y era una yegua que estaba deshidratada, pero se salvó y vivió un par de años más", contó.

"Ahí fue que me di cuenta que en este País no había nadie que ayudara a los caballos maltratados", agregó González, quien aparte de un albergue, estableció una escuela -a bajo costo- para enseñar a cabalgar.

Como esta, las historias de éxito a través de Horse and Ponys, Inc. ya sobrepasan las 200. González las recuerda todas, pero en un tablón lleno de fotografías destaca las que más le han impactado, ya sea por la gravedad del maltrato o por la increíble recuperación del animal.

De ordinario, los caballos rescatados van al albergue, donde reciben cuidados médicos, alimento y otras atenciones. Los equinos pueden regresar con sus dueños o ser adoptados por otros, y algunos pasan a ser utilizados en la escuela de aprender a cabalgar.

"Ya incorporados, el primer caso que nos llegó fue el de una yegua cuyo dueño la tiró a morir en una montaña, en Gurabo. A la yegua se le enredó un alambre en una pata y ya la tenía en estado de putrefacción, pero la rescatamos, al tiempo tuvo una cría y ahora vive en Dorado", recordó.

Al poco tiempo le llegó el turno a "Pretzel", un caballo cuyo dueño era un niño de 7 años y que había sido abandonado porque económicamente la familia del menor no podía mantenerlo. El equino, rescatado en Arroyo, tenía la piel del pecho expuesta, traumas en la cabeza y una cadera dislocada.

"Hicimos un compromiso con el niño de curar el caballo y devolvérselo, pero tenían que construirle una jaula adecuada. La familia no pudo hacer eso, por lo que el caballo regresó a nuestro albergue hasta que fue adoptado por otra...

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