Fenómeno conectado con otras perversidades

Por Ricardo Cortés Chico

rcortes@elnuevodia.com

En el local "trabajaban" unas quince menores, cada una con una situación distinta. Al menos dos eran evadidas de hogares sustitutos. Todas sabían qué hacer si eran atrapadas por la Policía. Lo importante era no delatar al dueño del negocio. Después de todo, él pagaba las multas que les imponían y las "protegía".

Cargaban solo con una tercera parte de las ganancias, que podían superar los mil dólares por cliente. El resto lo retenía "la casa". Las procuraban principalmente turistas, "bichotes" y personas de gran poder adquisitivo.

El dueño del negocio les proveía identidades falsas para que pasaran como mayores, aunque el precio por sus servicios era especial por su edad. Cuando la Policía las atrapaba no las detectaba. Pero eso ocurría pocas veces, puesto que casi siempre el local era alertado antes del operativo y las menores eran sacadas del negocio.

Este escenario lleno de depredadores, prostitución y narcotráfico ocurrió en un club nocturno de "baile exótico" de Santurce entre el 2002 y el 2003, según lo relató a El Nuevo Día una exbailarina que se encargaba de las adolescentes cuando no estaban "en horas laborables".

Actualmente, la pornografía infantil actúa como "acelerante" para este tipo de escenarios, según César Rey, investigador del tema para la Fundación Ricky Martin,

Según el agente del Negociado de Investigaciones Especiales, Ángel Colón, los encuentros de adultos con menores prostituidas en ocasiones son filmados o...

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