Grito

Rosa Mercado

En un despliegue de diligencia sin precedentes, pintaron edificios, remozaron las áreas verdes y, aunque no haya constancia escrita del dato, seguramente habrán recogido a los deambulantes para que no le arruinen el paisaje a la visita.

Se conducirán hoy los honorables guardando las formas. Esconderán las garras los señores. Reinará la paz y la concordia entre ellos por el breve tiempo que el presidente se encuentre en suelo boricua. A ninguno se le ocurrirá decirle cómo vivimos los puertorriqueños con la proverbial mano al frente y la otra atrás, desvistiendo a un santo para vestir al otro.

¿Cómo entonces desaprovechar la oportunidad? Permítame el señor presidente que le informe que más de la mitad de la población vive por debajo del nivel de pobreza, que las inmensa mayoría de los hogares están encabezados por mujeres que crían solas a sus hijos. Que una generación completa de puertorriqueños fue modelada por el Gobierno para vivir del mantengo. Que la justicia no sabemos de qué color es, pero la injusticia es pobre...

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