“Hemos sido siempre el ‘handyman’ del Estado”

Como una estocada mortal a los presupuestos de los municipios más pequeños, la eliminación de la transferencia de fondos del gobierno central a los municipios -comúnmente conocida como los subsidios-, tiene el potencial de hacer inoperantes a los pueblos con mayores niveles de pobreza y tasas de desempleo del País, que son los que más dependen de los subsidios para brindar servicios primarios a su población.

La voz de alerta la lanzaron ayer, desde la sede del Partido Popular Democrático (PPD), los alcaldes de Cayey, Isabela, Maunabo y Salinas, los cuales estimaron que 40 municipios desaparecerían para el año 2018 cuando se desvíen los $350 millones de subsidio.

“Se escucha bien bonito decir 'voy a reducir municipios', porque claro, acá nosotros en San Juan no sabemos las necesidades de la gente que vive en La Plena en Salinas o de los pescadores de Maunabo, porque a esos no los conocemos. No tienen cara. El País no tiene esas caras”, sostuvo el presidente del PPD, Héctor Ferrer, quien estuvo presente en la mesa redonda.

impacto en la población

Debido a que entre 50 y 60 municipios dependen entre 70% y 95% del fondo de equiparación del Estado para nutrir su presupuesto, los alcaldes denunciaron en conjunto que sería la población más vulnerable la que recibiría en carne propia el embate de los recortes. Mencionaron pueblos como Maricao, Las Marías, Florida, Maunabo, Ciales, Comerío y Naguabo como ejemplos de esos ayuntamientos que corren peligro de cerrar sus puertas.

Procedieron a describir cómo, a su juicio, quedaría el panorama si la situación queda desatendida: sin operación municipal cesarían servicios como el recogido de basura y escombros, la limpieza de pozos sépticos, el mantenimiento y asfalto de las carreteras y frenarían los programas de salud accesibles y la asignación de médicos y enfermeros para la población indigente. Asimismo, faltarían policías municipales para velar por la seguridad local; la población de edad avanzada quedaría sin transportación para sus citas médicas y sin cuidado en sus hogares; los niños y jóvenes estarían desprovistos de actividades recreativas, deportivas y culturales; escasearían los paramédicos para atender situaciones de emergencia o el personal para desalojar a las familias en la eventualidad de una catástrofe natural.

“Estamos al borde de una crisis humanitaria. Es más, hay gente que ya está viviendo la crisis, profundizada por la forma en que el gobernador (Ricardo Rosselló), de manera...

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