'¿Te imaginas cómo está mi corazón?'

La nueva orden de cierre debido al COVID-19 impone una mayor responsabilidad sobre los dueños de asilos, que tienen que asegurar una comunicación a distancia con los familiares de sus residentes para preservar o mejorar la salud mental y la paz emocional de esos adultos mayores.Desde mayo, el Departamento de la Familia prohibió las visitas de los familiares a los hogares de ancianos como medida de protección a esa población, que es la más vulnerable ante el coronavirus.En los pasados meses, algunos dueños de hogares no han respetado la orden y han permitido visitas (según el epidemiólogo del grupo asesor de salud Juan Carlos Reyes), y otros las prohibieron, pero buscaron formas para que familiares y residentes se mantuvieran comunicados. Sin embargo, en algunos casos, no se han permitido las visitas ni tampoco se han establecido mecanismos para fomentar la comunicación.Ese es el caso de Ada Myriam Felicié, quien lleva varios meses sin poder ver a su madre y quien, en muy pocas ocasiones, ha tenido acceso a ella."A raíz de una caída, mi madre, de 88 años, tiene sangrado en el cerebro. En cualquier momento puede sufrir una convulsión y morir. ¿Te imaginas cómo está mi corazón al no poder verla? La medida de la orden ejecutiva, de no poder ver a nuestros viejos, tiene uno de los efectos del COVID-19: no tener a sus seres queridos a su lado y morir solos", declara Felicié, quien labora como directora de una biblioteca en la Universidad de Puerto Rico."He ido allí y no he podido verla. Ella no está en cama. Saber que mi mamá está ahí y no la puedo ver…", expresó con desesperación la también profesora, quien ha solicitado ver a su madre a distancia, desde la acera frente al hogar, y no se lo han permitido.Tampoco ha logrado, en múltiples ocasiones, que le contesten el teléfono para hablar con su progenitora, quien es paciente de Alzheimer. Felicié prefirió no divulgar el nombre de la institución.El hogar donde está su madre, sí le ha enviado fotos de algunas actividades recreativas, y Felicié afirma que el "hogar es bueno, es responsable"."Fue de los primeros en hacerles las pruebas. No estoy en contra del hogar. Estoy de acuerdo en que haya controles, pero la ejecución no está bien", dice.Esas medidas que reclama Felicié, sin embargo, fueron consideradas en marzo en el Protocolo de Vigilancia y Actuación COVID-19 desarrollado por la Asociación de Dueños de Centros de Cuidados de Larga Duración.El documento recomienda medidas a tomar en...

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