Por qué se intensifica el fraude

EMILIO PANTOJAS GARCÍA

SOCIÓLOGO

Estas respuestas repetidas a diario apuntan con cierta crudeza a las razones más inmediatas, pero las luchas políticas toman hoy nuevos giros y niveles de intensidad. Por qué tantas alcaldías se traspasan como herencia de padres a hijos: Carolina, Caguas, Las Piedras, Bayamón y próximamente Guaynabo y quizá Canóvanas. Por qué un legislador renuncia y pasa su escaño a su hermano, mientras que las nóminas de la Legislatura revelan la contratación de familiares de unos legisladores por otros para disfrazar el nepotismo. Por qué el Gobierno gasta tanto dinero en contratar cientos de asesores cuando tiene vastas plantillas de empleados, muchos con buena preparación y bajos salarios, que podrían hacer muchas de estas labores contratadas.

Más allá de las luchas electorales tradicionales, la lucha por puestos, contratos y presupuestos gubernamentales se ha convertido en lucha por el acceso a riqueza. En un país cuya base productiva se ha deteriorado sistemáticamente desde 2006, donde han cerrado cientos de fábricas, se han perdido más de cien mil empleos productivos y la población ha declinado por 2 por ciento, el estado aparece como la fuente más importante de ingresos y de riqueza.

En el segundo capítulo del tercer volumen de su obra "Fin del milenio" el sociólogo catalán Manuel Castells argumenta que la transición hacia un capitalismo de libre competencia y los cambios de la era de la información han agudizado las desigualdades socioeconómicas y dado paso al surgimiento de estados y gobiernos depredadores.

Según Castells, el estado depredador se caracteriza por la concentración de poder en la cúpula, la personalización de las redes en que se delega el poder, el...

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