Una joya en el centro de Europa

Breslavia

Por Sarah V. Platt

El nombre políticamente correcto en español es Breslavia. En polaco se le conoce como Wroclaw, aunque se pronuncia Vrótsuaf. Casi igual de complicado también resulta hablar, leer o entender el polaco, aunque después de vivir y trabajar en el país durante dos años, puedo decir que no es misión imposible si de verdad se intenta. Wroclaw es una ciudad muy colorida, de arquitectura fascinante, gente amable y con un panorama cosmopolita con mucho que ofrecer. Aparte de su valor estético, el país también alberga una larga tradición creativa conocida y admirada en el ámbito internacional, que comienza desde el cine, la poesía, la literatura y el reportaje, entre otros. Reconocidas figuras como el cinematógrafo Krzysztof Kieslowski, el novelista Boleslaw Prus y uno de los reporteros y escritores más conocidos del siglo XX, Ryszard Kapuscinski, son algunos maestros provenientes de esta tierra cuyas obras y legado han hecho eco por todo el mundo. Precisamente gracias a Kapuscinski pisé suelo polaco por primera vez en el verano de 2009, con motivo de concluir mi tesis doctoral dedicada a él y por esto le soy agradecida al Maestro por ser el motivo que me llevó a conocer de cerca este gran país y sobre todo la ciudad de Breslavia.

Wroclaw fue recientemente nominada Capital de la Cultura para el año 2016 y los museos, galerías de arte y rincones que exhiben talento y creatividad artística local e internacional abastecen. Por doquier puedes encontrar pequeños enanitos elaborados en latón que fueron colocados en el 2001 por toda la ciudad en honor a la Alternativa Naranja, un movimiento de resistencia cuya lucha en contra del régimen comunista hizo eco en todo el país en la década de los 80.

Además de su arte, la metrópolis se distingue por ser un centro económico y académico, albergue de algunas de las mejores universidades del país y corporaciones multinacionales como Google, IBM, Hewlett Packard, McKinsey y Company, entre otras, hecho que ha transformado a la ciudad en un atractivo paraje para cientos de jóvenes de países tan diversos como Corea, Italia, España, Taiwán, entre otros, que buscan ampliar y extender sus currículos profesionales, sobre todo en tiempos de crisis. Como turista la ciudad es también una gema por descubrir y aunque bastante apartada de la capital, Varsovia, merece la pena dar el salto desde Praga o Berlín, ya que ambas se encuentran a aproximadamente tres o cuatro horas en tren. A pesar de brillar en...

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