Sentencia de Tribunal Apelativo de 23 de Mayo de 2014, número de resolución KLAN2012-02059
| Emisor | Tribunal Apelativo |
| Número de resolución | KLAN2012-02059 |
| Tipo de recurso | Apelación |
| Fecha de Resolución | 23 de Mayo de 2014 |
| Ralph Cruz Benítez y otros | | Apelación procedente del Tribunal de Primera Instancia Sala de San Juan Caso Núm.: KDP2005-0150 (801) Sobre: Violación a Derechos Constitucionales y Represalias en el Empleo |
Panel integrado por su presidente, el Juez Ramírez Nazario, el Juez Piñero González y el Juez Brau Ramírez1.
Brau Ramírez, Juez Ponente
SENTENCIA
En San Juan, Puerto Rico, a 23 de mayo de 2014.
Se trata de una demanda por represalia instada por siete empleados del Departamento de Educación, adscritos a la Escuela Intermedia Berwind, en el sector Caimito de Río Piedras. Se trata de una escuela pública que sirve a una comunidad de bajos recursos económicos. La escuela tiene alrededor de 40 maestros, además de otro personal administrativo.
Los empleados apelados son Jasmín Tanco Galíndez (secretaria); Helen Martínez Rivera (maestra de inglés); Amparo Figueroa Carrión (maestra de artes industriales); Milton Acosta Vicenty (maestro de educación física); Nancy Colón Vázquez (maestra de artes visuales); Judith Cruz García (maestra de inglés); y Ralph Cruz Benítez (maestro de matemáticas).
Para la fecha de los hechos, la Sra. Gladys Vélez Clemente era la directora de la escuela. Durante una reunión de la facultad de la escuela celebrada a finales del año escolar 1999-2000, la Sra. Vélez propuso a los maestros que el verano siguiente se diera clases de reposición a los estudiantes que habían fracasado. Para esa época, se había aprobado la Ley de las Escuelas de la Comunidad, Ley Núm. 149 de 15 de julio de 1999, 18 L.P.R.A. secs. 2501 y ss. La idea propuesta por la Sra. Vélez era que se cobraran las clases de verano.
Según mencionado, la escuela Berwind es una escuela pública que sirve a una comunidad de bajos recursos. La Sra. Vélez no solicitó autorización del Departamento de Educación para cobrar las clases de verano. Su actuación era ilegal. La mayoría de los 40 maestros de la escuela no estuvieron de acuerdo con dar las clases de verano, pero 8 de ellos sí lo hicieron. Las clases se dieron en el verano de 2000-2001. Se le cobró a los padres $75.00 por los cursos regulares y $95.00 por los cursos electivos.
Muchos de los padres asociados con la escuela estuvieron en desacuerdo con que se cobrara por los cursos. Un grupo de éstos citó una conferencia de prensa en la que denunciaron lo anterior. En dicha conferencia estuvieron presentes los apelados, quienes confirmaron las denuncias que se hicieron. Los apelados, conjunta y separadamente, también notificaron a las autoridades de lo sucedido y solicitaron que se investigara la situación.
Posteriormente, los apelados, con excepción de la Sra. Tanco, citaron otra conferencia de prensa en la que denunciaron el programa ilegal de clases de verano que se había establecido por la directora de la escuela.
Como resultado de las quejas y querellas de los apelados, el Departamento de Educación condujo una auditoria de la escuela Berwind, la que duró tres meses.
Se rindió un informe el 13 de febrero de 2002, en el que se concluía que el cobro por las clases había sido ilegal y se recomendó que se les devolviera el dinero a los padres. Se refirió el informe al Departamento de Educación para las acciones disciplinarias correspondientes.2 Los maestros que participaron en el programa de verano fueron amonestados.
Los apelados participaron en estos procedimientos, ofreciendo información. La querella provocada por los apelados les causó una serie de represalias por parte de la Sra. Vélez, los maestros de la escuela y otro personal asociado con la administración. Cada uno de los apelados fue objeto de numerosas actuaciones separadas, las que menoscabaron su posición en la escuela y les afectaron emocionalmente.
A la Sra. Tanco Galíndez, quien era secretaria, se le privó de sus funciones.
Se le quitó la responsabilidad de preparar las hojas de asistencia; se le privó del uso de la maquinilla; se le quitó el acceso al teléfono; se le negó el código y el uso de la fotocopiadora; se le impidió el acceso a los archivos. La enviaban a una covacha a pasar las notas que aparecían en las tarjetas acumulativas de notas. Ese trabajo no le correspondía a ella, sino a los profesores. El lugar era húmedo y estaba lleno de excremento de ratón y orín, lo que le provocó asma.
La Sra. Tanco fue objeto de numerosos incidentes de hostigamiento por parte de la Sra. Vélez y otros empleados de la escuela que respaldaban a los profesores que habían dado las clases de verano. La Sra. Vélez le hablaba en tono hostil y le decía que no era una persona confiable. La supervisaba selectivamente y la perseguía. A pesar de que cada empleado era responsable de llenar sus hojas de asistencia, la Sra. Vélez anotaba en el registro que ella había salido de la escuela antes de tiempo, cuando la Sra. Tanco todavía estaba en el plantel. Una maestra le cantaba púdrete, púdrete, púdrete y le gritaba cachapera. Otra maestra amonestó a los estudiantes que le regalaron flores el Día de las Secretarias a la Sra. Tanco. Le ponían polvo pica pica en su silla.
Para 2003, la Sra. Vélez fue sustituida como principal por una maestra amiga de ella, la Sra. Norma Guzmán. La Sra. Guzmán continuó el patrón de persecución y hostigamiento contra la Sra. Tanco. La Sra. Guzmán mantenía privada de sus funciones a la Sra. Tanco y le sugería que se fuera de la escuela. Le dijo que ella se había insubordinado y la caracterizó como una persona enferma e insolente. La Sra. Tanco presentó numerosas quejas al Departamento de Educación y a la Oficina de Ética Gubernamental por lo que le estaba sucediendo, pero las agencias no tomaron acción. La Sra. Tanco acudió al Fondo del Seguro del Estado, donde le diagnosticaron una depresión severa.
Eventualmente, la Sra. Guzmán fue sustituida por un nuevo director, el Sr. Cordero, quien devolvió a la Sra. Tanco sus funciones y descontinuó el patrón de hostigamiento en su contra.
Los otros apelados fueron objeto de conducta similar. La apelada Helen Martínez era la delegada de la Federación de Maestros y dirigió el grupo que convocó la conferencia de prensa para denunciar las irregularidades de las clases de verano. Ella presentó numerosas quejas relacionadas con los hechos y participó como testigo. Su percepción era que la Sra. Vélez estaba explotando a la comunidad y que ella conducía la escuela como si fuera un mercado.
Después que los apelados dieron la conferencia de prensa, el Sr. José Rodríguez, superintendente del Distrito Escolar convocó una reunión con todo el personal de la escuela. La reunión era para recriminar a los empleados que habían participado y humillarlos. Fue una reprimenda. Les dijeron que participaran en un acto de constricción.
Luego de esto, a la Sra. Martínez se le negaba el equipo que se le daba a otros maestros. A otros profesores con menos antigüedad se les dio una computadora lap-top, pero a ella se le negó. Le limitaban el acceso a los materiales. A mediodía,3 le arrojaban orín por debajo de la puerta de su salón. Su salón era donde único sucedía esto. Le descontaron el día en que fue a presentar la querella por estos actos. Le pasaban un trazo rojo en la hora de asistencia, aunque ella había llamado para indicar que llegaría 10 minutos tarde. Si faltaba por enfermedad, la directora le exigía un certificado médico, lo que no se hacía con otros maestros. Cuando se operó de una condición de la espina dorsal, pidió las llaves para poder utilizar la rampa y se las negaron, a pesar de que otros empleados las tenían. En otra ocasión, le pidió a la directora que no cerrara el portón de la rampa, porque ella iba a usarla. La directora cerró el portón. Esto lo hizo al frente de varios estudiantes, para humillarla. Los maestros que dieron las clases en verano tenían todos los recursos tecnológicos. A los apelados los...
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