Ley Núm. 114 de 15 de julio de 2015, para denominar como 'Puente Cacique Urayoán' al puente adyacente al Puente Salcedo localizado en la Carretera Estatal PR-2 entre los barrios Añasco Arriba y Sabanetas de los municipios de Añasco y Mayagüez, respectivamente.

EventoLey
Fecha15 de Julio de 2015

(P. de la C. 2326)

LEY NUM. 114

15 DE JULIO DE 2015

Para denominar como “Puente Cacique Urayoán” al puente adyacente al Puente Salcedo localizado en la Carretera Estatal PR-2 entre los barrios Añasco Arriba y Sabanetas de los municipios de Añasco y Mayagüez, respectivamente.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

De las crónicas, “Historia general y natural de Indias, islas y tierra firme del mar océano”, obra del siglo XVI (1535) de Gonzalo Fernández de Oviedo, podemos sustraer que para principios del año 1511, los Taínos comenzaron a sublevarse por el maltrato y abuso que recibían de parte de los colonizadores españoles.

Esta crónica explica que las condiciones de esclavitud que se les pretendía imponer hicieron que el Cacique Agüeybaná reuniera en asamblea a todos los caciques miembros del Consejo Supremo de Boriquén para planificar la revuelta indígena. Los caciques reunidos resistieron el dictamen porque creían en la inmortalidad de los colonizadores a quienes veían como dioses provenientes de otro mundo. Argumentaron que la orden de Agüeybaná era temeraria y no podría tener éxito. Por lo tanto decidieron tomar acción y comprobar si los españoles eran mortales. Entre los allí presentes se encontraba Urayoán, Cacique del Yucayeque del Yagüeca (región de Añasco y Mayagüez), que servía como consejero de Agüeybaná por su liderazgo, valentía y experiencia. El Cacique Urayoán se ofreció para llevar a cabo la prueba para confirmar la supuesta divinidad, matando al próximo soldado que por sus tierras pasare.

Cierto día, no determinado en la crónica, se le presentó la ocasión al Cacique Urayoán de ejecutar su plan y cumplir con el encargo del Consejo Supremo. Un soldado, Diego Salcedo, que visitaba el Yucayeque (poblado) del Yagüeca, fue invitado a quedarse en el poblado hasta el otro día. Fue hospedado en la casa del Cacique Urayoán y tratado con hospitalidad y obsequios. Al otro día, luego de despedirlo, cuando el soldado se disponía a seguir su camino, Urayoán lo hizo acompañar por algunos de sus hombres que lo llevaron al Río Guaorabo (Río Grande de Añasco). Allí le ofrecieron pasarlo sobre sus hombros para evitar mojar sus ropas, a lo cual accedió. Cuando le tuvieron a la mitad del río, lo sumergieron y mantuvieron bajo el agua hasta que dejó de dar señales de vida. Luego lo sacaron y llevaron a la orilla, y dudando si...

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