En el limbo laboral debido al COVID-19

Kevin, Luis, Carmen y Patricia son los seudónimos de cuatro empleados que laboraban en un restaurante en San Juan desde el 2016 y que, al recibir un cheque por las horas trabajadas hasta el 15 de marzo de este año, se quedaron sin empleo hasta nuevo aviso debido al cierre forzado por el gobierno para prevenir el contagio de coronavirus en Puerto Rico.Los cuatro puertorriqueños se suman al grupo de casi 96,100 trabajadores que perdieron su empleo por la misma causa en el mes de abril, según reportó el Departamento federal del Trabajo (DOL, por sus siglas en inglés)."Se le comunica que usted está cesanteado efectivo de inmediato. Esta cesantía es consecuencia del toque de queda decretado por el Gobierno de Puerto Rico", leía la carta de aparente despido que compartieron con El Nuevo Día.Sin embargo, la misiva continuaba diciendo que "nos comunicaremos con usted posteriormente para informarle cuándo debe regresar a trabajar, luego que se levante dicho toque de queda", lo que dejó a más de 30 empleados en el limbo entre el despido y la suspensión.Esa misma semana, todos solicitaron el seguro por desempleo, pero no fue hasta finales de abril que pudieron resolver sus puntos controvertibles y ver los primeros cheques que fluctuaban entre $66 y $199 semanales, lo que a duras penas llega a la mitad de lo que hasta hace poco ganaban como meseros, cocineros o en sus trabajos en la industria gastronómica.En repetidas ocasiones, varios de ellos exigieron que su patrono liquidara sus vacaciones si realmente habían sido despedidos, pero sus reclamos fueron ignorados.Todos tienen hijos y algunos hasta familiares inmediatos con enfermedades crónicas que los ponen en los grupos más vulnerables ante la amenaza del COVID-19, por lo que arriesgarse a buscar un nuevo empleo en medio de la pandemia podría poner en riesgo la vida de sus seres queridos, ahora desprovistos de su principal ingreso."Antes de la pandemia, yo pagaba un cuido para mi hijo porque ambos trabajábamos. Ahora, mi esposa es la única que tiene ingresos y padece de esclerosis múltiple. Tampoco es que yo puedo ahora tirarme a la calle a buscar trabajo, porque ¿quién me va a cuidar al nene? Yo me tengo que quedar en casa", dijo Kevin, quien aseguró que no se había tomado un día de vacaciones, a los que tiene derecho, desde que empezó a laborar en el restaurante hace poco más de tres años.A principios de mayo, su patrono los llamó de vuelta y les ofreció empleo temporero bajo nuevos términos y...

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