Con mano santa

Por Lilliam Irizarry

Especial para El Nuevo Día

Desde hace nueve años, José Torres no pierde oportunidad para pregonar las bondades de la naturaleza, sobre todo si de hierbas medicinales y salud se trata. Por algo le llaman "El Yerberito".

"El cuerpo se cura solo si le das al órgano encargado lo que necesita para hacer su trabajo. Las plantas son suplementos. Curan porque tienen principios activos, sustancias que benefician los órganos que tú necesitas que estén sanos", expresa sobre la milenaria tradición de usar plantas o sus derivados para prevenir o tratar enfermedades.

Su amor y respeto por las hierbas nació debido a la condición de asma de una de sus cuatro hijas y al libro "Plantas medicinales de Puerto Rico: folklore y fundamentos científicos", del farmacéutico Esteban Núñez Meléndez.

Nunca olvidará aquel primer "preparado herbal", no solo porque logró sanar a su hija, de entonces 13 años, sino también porque provocó una revuelta en su interior.

"Cuando vi que empezó a funcionar, me dio la fiebre y para todo usaba plantas, hasta para (espantar) los mosquitos. Fue como una revolución", manifiesta el también repostero de 47 años que gusta de desyerbar a mano, deshidratar las hierbas al sol y preparar "lasañas de hojas y tierra" que luego usa como composta.

Torres vive en una pequeña casa de madera enclavada en un terreno de 600 metros en el barrio Susúa de Sabana Grande. Allí tiene más de 30 árboles frutales y cultiva sobre 200 tipos diferentes de plantas medicinales, algunas de lugares tan distantes como la India.

Su vivero es la fuente principal de los preparados herbales que elabora y que rehúsa llamar remedios caseros porque los considera mucho más que una solución momentánea. "La medicina química no cura y esto sí cura", afirma mientras hojea una carpeta llena de imágenes de plantas con información sobre sus propiedades curativas.

Torres explica que su mano santa en la curación de enfermedades se basa en que sus preparados herbales no solo dependen de las plantas que usa, sino también en qué estado las utiliza, en qué cantidades las combina y por cuánto tiempo extiende su uso para que el cuerpo las registre como un tratamiento.

Lo mismo de día que de noche, El Yerberito recibe llamadas...

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