El maví de Aníbal en Orlando

ORLANDO.- Con un índice de calor en los 100 grados fueron varios los conductores que, mientras discurrían ese día por la carretera Boggy Creek, cerca de Lake Nona, optaron por salirse de la vía para alinearse junto a un carretón al lado del cual se asomaba un pedazo de madera que tenía pintadas cuatro letras: "Maví".Y Don Aníbal Román, natural de Yabucoa, lo despachaba en envases de 16 onzas o en galones a toda prisa."Yo le llamo ‘christian beer’, porque, aunque es fermentada, no tiene la suficiente cantidad de alcohol como para que la clasifiquen como una bebida alcohólica", explicó el hombre de 67 años.Lo lleva confeccionando hace casi 30 años y explicó que su receta es tan especial que es un secreto.Es igual de secreta que la fórmula que utiliza para preparar una cremosa y gustosa horchata de ajonjolí y la que sigue para elaborar varios sabores de cremosos límbers, esa golosina helada puertorriqueña."Lo único que te puedo decir es que, aunque son bien cremosos, no tiene nada de leche", dijo sin revelar detalles.Se acercan dos jóvenes y sin que medien palabras entre ellos, Don Aníbal les entrega límbers de parcha, piña colada y un galón de maví."Ya sé los sabores que me van a pedir. Ellos vienen todos los días", dijo luego de escarbar en una gigantesca nevera repleta de hielo y en cuyo fondo se escondían los postres helados.Aníbal vivió en Nueva York entre 1986 y 1995 donde trabajó como ingeniero en seguridad realizando procesos que ayudaran a prevenir accidentes en el trabajo, hasta que decidió hacer una pausa y se mudó a Florida.En este estado sureño abrió una fábrica de refrescos naturales y de helados y un tiempo más tarde tomó un receso para irse como misionero a la República Dominicana por cinco meses. Al terminar esta misión, regresó a Yabucoa, Puerto Rico, en donde retomó su negocio de refrescos naturales y helados.Hasta que necesitó buscar un estilo de vida más tranquilo, y en el 2005 regresó a Florida. Trabajó un tiempo como maestro de química, física y matemáticas."Pero un día, un vecino barbero me sugirió que me dedicara a hacer y vender límbers. Al principio le dije que no, pues en verdad, todos los límbers son iguales, pero me puse a experimentar hasta que desarrollé una receta de uno que no se licúa rápido y mantiene su sabor de principio a fin, es consistente...

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