Mesa para 10

Nanny Torres

Representante del Lector

Hace unas semanas comentaba en esta columna sobre la percepción de varios lectores de la falta de cortesía y buenas costumbres entre aquellos empleados que prestan servicio, sobre todo, en comercios y restaurantes.

Y como todo es según el color del cristal con que se mira, del lado de la industria de servicios me contestó un joven que expresó su desacuerdo al respecto. Indicó que el problema no es quien brinda el servicio, sino quien lo recibe. Contó que cuando comenzó en la industria, tenía mucho entusiasmo y compromiso, pero que con el tiempo ese deseo de dar el 100 por ciento fue mermando, al percibir que su esfuerzo era en vano, porque los clientes no se lo agradecían.

Movido por esa frustración, un buen día decidió no dar la milla extra y, por tanto, aplicarse la ley del mínimo esfuerzo.

Eso es terrible, porque si así fuera, entonces yo tendría que dejar de dar los buenos días en la mañana. Ustedes no tienen idea de las veces que nunca recibo respuesta, y cuando menos un murmullo. Aún así, sigo saludando porque es un asunto de buenos modales, los que mis padres me inculcaron, y no dejaré de demostrarlos por dos o tres mal educados e indeseables que les importa un bledo la buena educación.

Hace unos días estaba en un restaurante cuando llegó un grupo...

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