El miedo al otro

JORGE DUANY

CATEDRÁTICO DE LA UPR

Una sección del museo muestra caricaturas de fines del siglo XIX y principios del XX. Una de ellas presenta a varios hombres gordos, vestidos elegantemente y con sombreros de copa, impidiendo el desembarco de los extranjeros recién llegados. Detrás de los primeros personajes, aparecen las sombras de sus antepasados inmigrantes, enclenques y harapientos. La imagen resume una poderosa crítica de la xenofobia -el repudio a los extranjeros- por parte de los hijos o nietos de inmigrantes.

Entre 1965 y 2010, el gobierno de Estados Unidos admitió legalmente a más de 33 millones de inmigrantes. La inmensa mayoría de éstos provino de América Latina y el Caribe (un 44%) y Asia (un 32%), al contrario de las oleadas migratorias previas, principalmente de origen europeo. Sobre todo, la inmigración legal de 6.4 millones de mexicanos (sin contar con varios millones de indocumentados) ha consternado a la opinión pública estadounidense.

Muchos viejos temores populares -como que los extranjeros desplacen a los trabajadores nativos o que no quieran "asimilarse" a la cultura americana- se han agudizado últimamente. En estados fronterizos con México, como Arizona, Texas y California, la xenofobia se ha convertido en política pública, criminalizando a todos los extranjeros e incluso a cualquier persona cuyo perfil se desvíe del tipo físico anglosajón.

Una de las explicaciones para el miedo al otro es un discurso fundamentalista que privilegia las diferencias -especialmente lingüísticas, religiosas y raciales- entre los nacidos en el país anfitrión y en el extranjero. En épocas de estrechez económica, como la actual, ese discurso suele culpar a los inmigrantes como chivos expiatorios de todos los problemas de la sociedad receptora, desde el desempleo y la pobreza hasta la delincuencia y el terrorismo.

Múltiples grupos son objeto de una cadena internacional de prejuicio y discriminación racial y étnica. Los haitianos en República Dominicana, los dominicanos en Puerto Rico y los puertorriqueños en Estados Unidos sufren...

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