Del mito a la realidad

Por Dr. Jorge Bauzá-Ortega

Especial El Nuevo Día

También liberan tinta como estrategia de escape, creando una falsa silueta que desorienta a sus depredadores y paraliza el sistema olfativo de su enemigo.

La hembra produce una concha frágil que utiliza para incubar y proteger sus crías. Además, actúa como su refugio ambulante y gitano.

Más aun, dicha concha le provee un sistema de flotación, pues acumula en su interior una burbuja de aire que captura en la superficie.

Manipulan esta burbuja para ascender o descender en la columna de agua. Esta concha puede medir unos 45 cm y con frecuencia se observan varadas en la orilla, donde son altamente cotizadas por los coleccionistas de caracoles y veneradas por culturas costeras en el Océano Pacífico.

Es la hembra argonauta la que produce esta hermosa concha, secretando carbonato de calcio a través de un par de tentáculos en forma de remos.

Esta concha es fina y frágil, razón por la cual se conocen como el nautilo de papel.

El macho de la especies es mucho más pequeño, para ser exactos diez veces mas pequeño y no produce la concha. De hecho, participa en un primer y último rito nupcial pues al aparearse con la hembra paga con su muerte. La hembra -felizmente- continúa recibiendo a otros, ocasionado la muerte quién sabe a cuántos.

Los argonautas han sido y son fuente de inspiración en el arte y la literatura. Imágenes de la concha se encuentran en obras artísticas y en la confección de prendas desde la civilización Minoica hasta el presente.

Han sido mencionados en la literatura, como por ejemplo en el libro Veinte mil leguas de viaje submarino, una de las obras literarias más conocidas del escritor francés Julio Verne.

Aristóteles los describe como pequeños...

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