Narraciones del recuerdo

Hay momentos en la vida que marcan un antes y un después. Que te cambian para siempre. Para la periodista puertorriqueña Rosita Marrero ese momento llegó cuando entró a la Universidad de Puerto Rico a finales de la década del 60.

En ese entonces, el mundo vivía una revolución encabezada principalmente por jóvenes que luchaban por los derechos civiles. En Puerto Rico, los estudiantes se unían a esos movimientos internacionales, reclamando, entre otras cosas, la salida del Cuerpo de Adiestramiento de Oficiales de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos (ROTC) del campus universitario y manifestándose en contra del Servicio Militar Obligatorio y la Guerra de Vietnam.

Fue en ese periodo que Rosita Marrero entró a la universidad, lugar que le abrió las puertas a un universo de saberes.

“Ese sitio representa para mí el centro del conocimiento, donde aprendí el pensamiento crítico, donde aprendí a disentir, a diferir, a no seguir como un corderito lo que dicen los políticos. Fue el lugar donde aprendí a cuestionar y a abrirme al universo a través de los libros, con unos profesores maravillosos”, relata. En esa misma universidad fue donde también conoció a grandes amigos y amigas, algunos que ya no están, pero que siguen en su vida tan presentes como siempre.

A toda esa generación que se resistió a dejarse vencer es que Marrero dedica su primera novela “Más grande que mi vida”, publicada por Ediciones Callejón, y cuya presentación será este viernes, a las 7:00 p.m., en el Taller de Fotoperiodismo, en Santurce.

Se trata de un conmovedor relato de una mujer que en su lecho de muerte va recordando su vida. Desde su infancia y adolescencia en los campos de Utuado hasta su llegada a la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, donde se redescubre. Es una historia donde se narran amores, desamores, desilusiones, encuentros y desencuentros, pero sobre todo, donde se rinde un homenaje a la amistad que no conoce abandono.

“No es una novela biográfica, no es la historia de mi vida, pero hay muchas experiencias que viví. Muchas (…) Me inspiré en una amiga (que ya murió) para retratar una época en la que ella y yo nos desarrollamos”, señala Marrero una mañana, sentada en la sala de su acogedor apartamento en Condado.

Redactar esta novela le tomó tres años y medio, pero afirma que desde hacía mucho más la venía escribiendo en su corazón. Cuando la inició, Marrero todavía trabajaba a tiempo completo como periodista del periódico Primera Hora. Al inicio...

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